miércoles, 4 de octubre de 2006

Los centros de producción de conocimiento

Dos son los espacios que se identifican como centros de producción de conocimiento: por un lado, las universidades y sus institutos y centros de investigación públicos (por ejemplo, la Universidad de California en EUA), y por el otro lado, aquellos de carácter privado (por ejemplo, Massachusetts Institute of Technology en EUA). Nótese que estos últimos no han de confundirse con aquellos laboratorios de investigación corporativos que más bien se colocan dentro del 'polo empresarial' puesto que son parte de las propias corporaciones (por ejemplo, Dupont Laboratories). Ambos son espacios que pueden desenvolverse en el ámbito de la investigación civil, militar o dual. En general, aquellos de tipo público están más enfocados a la 'ciencia e investigación básica', a excepción de aquellos especializados (por ejemplo, los National Health Institute de EUA en ámbito civil o, los laboratorios Alamos o Sandía de EUA en lo militar). Los espacios privados aunque igualmente desarrollan la 'investigación básica' usualmente, por su mayor e intensa relación con la industria (en comparación a los de tipo público) tienden -al igual que los centros y laboratorios públicos especializados- a cargar más su agenda hacia la denominda 'investigación aplicada'. Los datos para el caso estadounidense corroboran ampliamente lo anterior. En 2002 el sector de educación superior (púbico y privado) realizó el 53% de la investigación básica, la industria el 15% y el resto, entre los laboratorios públicos federales (una buena parte de tipo militar) y otros actores. En ese mismo año, la investigación aplicada fue ejecutada en un 65% por la industria, un 12% por laboratorios federales y un 12% por las universidades e institutos de investigación. Tal división implícita del trabajo, como puede notarse, ha permitido que la mayor parte de la 'investigación aplicada' sea desarrollada por el polo corporativo; no obstante, por la propia naturaleza del quehacer científico-tecnológico que no reconoce del todo esa división entre investigación básica y aplicada, muchas de las innovaciones tecnológicas claves siguen originándose en y desde los espacios públicos de educación superior e investigación especializada (públicos y privados, pero no corporativos). En este contexto la privatización de la educación superior y en particular de las actividades científico-tecnológicas estratégicas, por ejemplo, vía la celebración de acuerdos de cesión de derechos de propiedad y/o de comercialización, termina por consolidar el traspaso de la tecnología desarrollada en y desde el polo de los centros de producción de conocimiento hacia el polo empresarial. Esto incluye no solo las investigaciones civiles o duales, sino también aquellas de tipo exclusivamente militar. En el caso puntual de los centros y laboratorios de propiedad gubernamental especializados en ciencia y tecnología militar, aquellos que desarrollan el grueso de estas actividades dentro del polo de los centros de producción de conocimiento, aunque muchas veces sosteniéndose en la labor investigativa de las universidades públicas y privadas por medio de contratos gobierno-universidad, vale puntualizar que las alianzas con la industria son establecidas, ciertamente bajo estrictos contratos o esquemas de 'cooperación' público-privados que restringen el actuar del empresariado en base a consideraciones de 'seguridad nacional'.

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