miércoles, 4 de octubre de 2006
El caso estadounidense
La industria militar es sabido que históricamente ha jugado un papel central dentro de la red industrial estadounidense, pero también lo hace, de modo importante en la europea. En los orígenes y desarrollo de la red industrial estadounidense, esta la crisis de 1929 y poco después, la Segunda Guerra Mundial que fueron elementos claves para terminar de consolidar en EUA, en torno al Proyecto Manhatan, una alianza institucional que incluía la elite de empresarios, de profesionales, militares y políticos con el supuesto objeto de resolver todos los problemas relacionados a la seguridad nacional, el progreso económico y la estabilidad social. El proceso se dio de tal suerte que, para finales de la década de 1940 las promesas económicas de la ciencia corporativa estaban atadas a la sensibilidad militarista que emergió durante los años de guerra generando toda una nueva ideología: 'el militarismo científico'. La tendencia estadounidense es igualmente aplicable para el caso británico. En la guerra de 1914-1918, por primera vez las debilidades tecnológicas del imperio británico fueron expuestas de manera dramática al punto que fue necesario que el gobierno interviniese directamente en la administración de la ciencia, que se estableciera el departamento de investigación científica e industrial y que surgieran las primeras asociaciones de empresa privada/estatal de investigación cooperativa.A partir de 1950 y culminando a mediados de 1960 se estableció en EUA una serie de nuevas regulaciones en el nivel de toma de decisiones de las principales fábricas, producto de la ampliación de contratos gubernamentales realizados por las agencias militares y de la industria espacial ya desde el periodo de entre Guerras. Según datos de 1951, un año después de entrar en operación la National Science Foundation de EUA, los contratos del Departamento de la Defensa y la Atomic Energy Comission constituían el 40% de los fondos dirigidos a la investigación industrial y académica en ese país. Para 1960, el financiamiento a la investigación con fines militares, ascendía a más de la mitad del financiamiento industrial total de EUA. El Pentágono se transformó, crecientemente en el principal cliente y administrador de las firmas de máquinas-herramientas. Ello se comprende mejor si se tiene presente que las firmas que operan dentro de la economía militar administrada por el gobierno federal comparten condiciones de operación inexistentes en la economía civil. Las ganancias están garantizadas de antemano ya que, en la mayoría los casos, el producto es vendido antes de ser elaborado, por medio de los programas de adquisición del Pentágono. La "ganancia" no se deriva de relaciones de "mercado", sino gracias a "vinculaciones" de orden político-militar y administrativo. Es realmente irónico que en una economía que se precia de ser libre la operación de mayor envergadura del gobierno es el manejo de su economía militar por medio de una administración central. Es absolutamente increíble que los avances técnicos mas importantes de una economía supuestamente de mercado sea producto de no del libre juego de la oferta y la demanda sino de “vinculaciones” de orden político-militar que nada tienen que ver con el libre comercio. Más de 37,000 firmas industriales o divisiones de esas firmas y más de 100 mil subcontratistas operan bajo el control de una oficina de administración federal con cerca de 50 mil empleados. Probablemente se trata de la administración industrial centralizada y estatal de mayor envergadura del mundo.
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