jueves, 5 de octubre de 2006
La I+D y la industria
Se estima que en el Grupo de los 7 el financiamiento por parte de la industria de la I+D pasó en 1981 de 2.6% a un 6% en 1999. En el caso de EUA, de 1991 a 1999, el gasto empresarial y de otras fuentes nacionales (fundaciones) pasó de 5% y 20% respectivamente, a 6% y 22 por ciento. En la UE de 5% y 3%, a 6% y 7%, respectivamente. En esta coyuntura de la modalidad de financiamiento en la que las redes industriales han venido consolidando su polo de producción científico-tecnológico, se corrobora en la red industrial estadounidense una gran fortaleza en los vínculos entre la universidad y la industria, seguida por la europea y la japonesa. El vínculo entre ambos polos es tal que, una vez abierta la posibilidad de patentar las innovaciones producidas en las universidades e institutos de investigación, se han instalado una amplia gama de oficinas universitarias de tecnología encargadas de llevar al mercado (léase empresariado) dichas innovaciones. Resulta oportuno precisar que entre las implicaciones del mencionado aumento de interrelación y dependencia de recursos provenientes del sector privado/empresarial por parte los centros de educación superior, además de las relacionadas a cuestiones sociopolíticas, está en primer lugar, el hecho de que las agendas de investigación de los segundos han venido siendo modificadas crecientemente según las "peticiones" del empresariado y; en segundo lugar, que se registra un fuerte giro de la finalidad de la actividad investigativa hacia lo comercial (pues ahora una parte importante de sus ingresos provienen del negocio de la venta de los derechos sobre las patentes de sus innovaciones). Consecuentemente se ha observado que en muchos de los casos, esos centros de educación superior también pueden perder su proyección y calidad investigativa en el largo plazo -científicamente hablando- pues las demandas de los empresarios son esencialmente de tipo tecnológico y técnico (y no tanto científico) y operan en marcos temporales de corto plazo pues tal es la dinámica del mercado. Uno de los ejemplos claros de esta situación es la Universidad de California (EUA) que cuenta con numerosas patentes pero que en términos de la calidad de la investigación que las sustenta su fortaleza ha disminuido en los últimos 20 años. Ahora bien, tal vez uno de los fenómenos más reveladores que se registra desde las últimas décadas del siglo XX como producto de la profundización del vínculo entre el polo industrial y el polo de los centros de producción de conocimiento, es el exponencial emplazamiento de parques científico-tecnológicos a modo de corredores geográficamente estratégicos en los que se concentran universidades públicas y/o privadas y sus institutos, empresas y sus centros de investigación, laboratorios federales, así como otros actores involucrados en el negocio de la ciencia y la tecnología (consultores). Es bien sabido que los parques científico-tecnológicos, se consolidan formalmente en EUA, teniendo como antecedente los parques industriales (existentes en ese país desde principios del siglo XX y en Europa incluso antes). Como tales, los parques científico-tecnológicos no hallaron las condiciones adecuadas hasta después de la Segunda Guerra Mundial y, su generalización a nivel internacional no ocurrió hasta después de la década de 1970 cuando se registra un mayor acercamiento de los centros de producción de conocimiento con el empresariado; resultado del paquete de medidas que trajo consigo la implementación de políticas neoliberales que fomentan una contracción generalizada del presupuesto público en IyD y un condicionamiento creciente de buena parte del financiamiento remanente.
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