miércoles, 18 de octubre de 2006

El Silicon Valley y el capital de riesgo

El Silicon Valley, situado en el norte de California, es una región famosa por el gran número de empresas tecnológicas instaladas allí. Esta región es sede de empresas como Intel, Hewlett Packard, 3Com, Apple, Cisco, Yahoo. Hay que destacar que Silicon Valley cuenta con dos universidades muy importantes en sus cercanías, que son la Universidad de Stanford y la Universidad de California que vierten gran parte de los nuevos profesionales que desembarcan en Silicon Valley cada día. Las estadísticas dicen que en Silicon Valley cada día aparecen 60 nuevos millonarios procedentes del éxito de empresas recién creadas (start-ups) y que durante el año 2000 se invirtieron unos 17.000 millones de dólares en diversos start-ups. Este dinero pertenece a lo que se denomina “capital de riesgo” y que básicamente se refiere a invertir en proyectos de empresas a constituir. Los organismos que invierten en estos proyectos de alto riesgo no son bancos sino sociedades que normalmente se dedican exclusivamente a ello. Ante la pregunta de cuál es el secreto del éxito en Silicon Valley, desde estas sociedades se responde que hace falta básicamente formación adecuada en los que proponen las ideas. Y las universidades argentinas carecen de eso: formación adecuada en sus egresados. En primer lugar, el egresado argentino tiene escasa preparación practica, en cambio los egresados que llegan al Silicon Valley de la Universidad de Stanford o de California tienen mucha preparación practica. A los ingenieros de nuestras universidades se les prepara para ser futuros empleados y obedecer órdenes, adaptarse a presupuestos y requisitos de diseño dictadas por una figura por encima suya. ¿Cómo una serie de personas jóvenes recién salidas de la universidad que tienen una idea que creen que puede salir adelante y han sido formadas con este estilo van a convencer a un personal de un banco tan distante de todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías?. No lo lograran, si solo proponen una idea genial, lo unico que convencerá al banquero son las garantías materiales y esos muchachos si realmente creen en su idea no tienen otra opción que poner como aval inmuebles, pero que en muchos casos resulta totalmente imposible. Imagínense qué dirán unos padres si su hijo viene y les dice que quiere pedir un préstamo para crear una empresa que instale tecnología de redes inalámbricas Bluetooth y para ello necesita que pongan como aval el piso. Este es el primer gran freno a toda actividad emprendedora que necesita una inversión inicial considerable. Es posible que la idea sea buena, se lleve a cabo y se ponga como aval el piso pero el proyecto fracase por las numerosas circunstancias que rodean todo proyecto empresarial. Entonces la situación para dicha persona se vuelve catastrófica. Resulta que este ejemplo no es realmente válido para un proyecto financiado por una sociedad de capital de riesgo. El funcionamiento es radicalmente diferente. Para empezar las cantidades que estas sociedades manejan son muy grandes y permite poner en marcha multitud de proyectos. Además, al estar específicamente dedicadas a ellos, los trámites son mucho más sencillos y su involucración en tecnología es notable. Si el proyecto es aprobado por un organismo de este tipo, el capital que se invierte en el proyecto es a cambio de una cantidad de acciones de la empresa creada y además de ello estas sociedades se reservan puestos en la dirección de la compañía. Por ello, no hace falta que los que tienen la idea pongan avales de los que no disponen, simplemente porque lo que ocurre es que la sociedad inversora participa directamente en el proyecto y por tanto si este no funciona ellos mismos pierden su dinero. Esto posibilita que una persona pueda intentar triunfar en el mundo empresarial más de una vez.

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