lunes, 25 de septiembre de 2006

¿Por qué se desprecia la ciencia en América Latina? (versión abreviada)

¿Porqué es tan consistente la tendencia a menospreciar, en los hechos, la producción local de conocimiento -eso es lo que hace la política pública- y la utilización del conocimiento localmente generado -eso es lo que hacen las empresas-? Una respuesta plausible sería que no se considera al conocimiento localmente generado como una de las fuentes fundamentales de desarrollo, aunque ello rara veces se diga abiertamente. Dado que ni en los dichos ni en los hechos se desestima al conocimiento como una herramienta fundamental, la conclusión resulta clara: el conocimiento que importa es el que se hace en otras partes y al cual se accede comprando máquinas, procedimientos, consultorías, expertos, etc. No valdría la pena así cultivar el conocimiento dentro de fronteras, asumiendo los importantes esfuerzos que ello implica, por considerar que resulta mucho más rendidor relacionarse de forma rápida y directa con el conocimiento ya existente. Esta manera de ver las cosas es profundamente errónea, en el sentido que da lugar a acciones sumamente ineficientes y que refuerzan la ineficiencia a futuro, entendiendo aquí por eficiencia la capacidad de dar respuestas adecuadas a los problemas que están planteados. Tres razones principales dan cuenta de la ineficiencia de este enfoque. La primera tiene que ver con la necesidad de tener una sólida capacidad propia de generación de conocimientos a efectos de ser capaces de relacionarnos en forma creativa con el conjunto del saber generado a nivel mundial. La cuestión es que para hacer un uso positivo del acervo mundial de conocimientos hay que entender los propios problemas, hay que haber tratado de abordarlos de modo de poder establecer las complementariedades necesarias, hay que conocer en profundidad las direcciones disciplinarias que coadyuvan en las soluciones buscadas: en una palabra, hay que tener capacidad de investigación propia para poder usar los resultados de las capacidades de investigación de otros. La segunda razón de la ineficiencia del planteo puramente “importador” es que lo que se necesita muy raramente está listo para ser importado: si la lógica no es la búsqueda de soluciones sino la importación de soluciones, lo que termina pasando es que se consigue lo que está disponible y no lo que se necesita. Son legión los ejemplos que van desde la inoperancia hasta el desastre cuando en vez de buscar con cabeza propia se delega en otros la oferta de soluciones. La tercera razón está relacionada con el futuro: no hay mejor manera de asegurar para el tiempo por venir una situación de “subdesarrollo voluntario” que no apostar a la investigación propia, pues de ella depende crucialmente la creatividad de los estudiantes de hoy y profesionales, investigadores y trabajadores en general de mañana. Entre los aplicadores de recetas y los trabajadores creativos en el área y posición que sea, se encuentra la ausencia o la presencia de una fuerte valorización social de la investigación propia.

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