jueves, 17 de agosto de 2006

Una persistente confusión

Se considera que el crecimiento económico sólo se alcanzará recibiendo inversiones. Por eso los liberales insisten en que atraer inversiones extranjeras es condición necesaria para el crecimientoeconómico y para combatir el desempleo. Sin duda la inversión es un aspecto importante en el desarrollo, pero la simplificación de las ideas hace que otros factores pasen desapercibidos, sean ignorados o queden condicionados por aquélla. Por ejemplo, en el caso del empleo productivo, su creación sin duda requiere de un entorno macroeconómico favorable para los emprendimientos empresariales, pero la inversión por sí sola no es suficiente para solucionar ese tipo de problemas. Existen muchos ejemplos de enormes inversiones orientadas a sectores como la minería donde la generación de empleo es comparativamente pequeña. Se sostiene que el incremento de la inversión es la forma de mejorar la competitividad y para que ello se produzca se hace hincapié en la necesidad de determinadas medidas como reglas claras y estables para el flujo de capitales, ciertas normas de propiedad intelectual, etcétera. Incluso las medidas que se toman en áreas productivas parecen quedar condicionadas a objetivos relacionados con el flujo de capital. Con ese razonamiento, buena parte de la estrategia económica nacional queda relegada a un segundo plano bajo el gran paraguas de los flujos de capital. SI ESA RELACIÓN CAUSAL FUESE CIERTA, LOS PAÍSES QUE RECIBEN LAS MAYORES INVERSIONES EN AMÉRICA LATINA DEBERÍAN SER LOS MÁS EXITOSOS, tanto en crecimiento como en generación de empleo y reducción de la pobreza. Para analizar esta cuestión vale la pena una referencia al caso de Brasil, uno de los países latinoamericanos que más inversión externa atrae. Allí se observa que el aumento de la inversión registrado entre 1990 y 2003 no siempre estuvo asociado a un incremento en el empleo. Más aún, en 1990 la tasa de desempleo era de sólo 4 por ciento y se recibía un pequeño flujo de inversión extranjera (320 millones de dólares). Sin embargo en 2003, frente a una inversión mucho más alta, 9.800 millones de dólares, el desempleo subió a 12 por ciento. Observando fríamente estos indicadores de Brasil podría decirse que, al contrario, a mayor inversión se desencadena mayor desempleo. Ésta es, sin duda, una posición aventurada y así como no puede afirmarse que mayor inversión traiga mayor desempleo tampoco es posible afirmar que como consecuencia de ella el empleo aumente. Pero deja en claro que las relaciones entre inversión y empleo son mucho más complejas de lo que los liberales quieren hacernos creer.

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