lunes, 7 de agosto de 2006

La necesidad del Estado

Con el advenimiento del neoliberalismo, a partir del comienzo de los años 80, se generalizó el modelo de “Estado Mínimo”, cuya filosofía central era el achicamiento del Estado y su confinamiento a un rol meramente normador y fiscalizador. El discurso neoliberal asumió como dogma los rasgos de ineficiencia y corrupción de la institución estatal en la gestión, planificación y asignación de recursos destinados a la generación de empleos y de infraestructura básica para el desarrollo, por lo cual asignó al sector privado la centralidad en estas tareas. Luego de muchos años de insistencia en la aplicación del modelo de libre mercado, poco a poco, la realidad se va imponiendo al dogma neoliberal, de modo que los países en desarrollo empiezan a mirar nuevamente al Estado como elemento articulador y promotor del desarrollo. Pero lo más grave de todo es que los impulsores e ideólogos del modelo neoliberal, lo impusieron con todo rigor fuera de sus fronteras pero no lo aplican de la misma manera en sus países. Allí, los Estados controlan, subsidian, establecen barreras a la producción y al comercio, intervienen en las decisiones económicas, etc., contraviniendo sus propios principios, aquellos que obligan a cumplir a los países en desarrollo. Y es que, en el fondo, la idea del libre mercado es una ilusión por que siempre habrá necesidad de regular, de establecer normas y parámetros para producir y sobre todo para distribuir. Los liberales proclaman que en el siglo XIX la incorporación de la Argentina al mercado mundial es un claro ejemplo de aplicación de las teorías librecambistas clásicas. Pero es imposible negar que el Estado jugó un rol mucho más importante que el que había sido determinado por los economistas clásicos. Al casi no existir mercados locales, como en muchas de las naciones ya industrializadas, el desarrollo económico argentino hacia fines del siglo XIX se realizó a partir de la integración del país a la economía mundial y en esto EL ESTADO JUGÓ UN PAPEL FUNDAMENTAL. Buena parte de las obras de infraestructura y de las primeras líneas ferroviarias estuvo a cargo de LA INICIATIVA ESTATAL, a pesar de que, una vez rentables, fueran transferidas a capitales privados. Buena parte del capital extranjero invertido en la Argentina entre 1880 y 1930 estuvo formado por PRÉSTAMOS GUBERNAMENTALES. La participación estatal fue clave para financiar la mayor parte de las importaciones en las dos últimas décadas del siglo XIX, así como las importaciones de origen norteamericano en la década de 1920, todas importantes para complementar el mercado interno de productos que acompañó al modelo agroexportador. Pero esta intervención del Estado en su propio modelo los liberales lo niegan, lo disimulan o lo desprecian.

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