¿Cómo hicieron los yanquis?

La célebre Ley Morrill (Land Grant Act), fue promulgada en 1862, por esta ley el gobierno federal de los Estados Unidos cedió a los estados de la Unión grandes extensiones de terreno y recursos para crear universidades -los Land Grant Colleges- con la misión específica de APOYAR EL DESARROLLO AGRÍCOLA E INDUSTRIAL de la nación. De hecho fueron estas universidades, entre los años 1850 y la primera década del siglo XX, las que dieron origen a la revolución agrícola que convirtió a los Estados Unidos en la primera potencia agrícola del mundo. Esta combinación del manejo del conocimiento científico en la universidad y la aplicación de ese conocimiento para resolver los problemas prácticos, concretos, de la agricultura, de la industria y de las organizaciones del gobierno, es la causa de la prosperidad norteamericana. Hacia la primera década del siglo XX se tomaron medidas legislativas de apoyo financiero más efectivas de las instituciones estatales para con las universidades. Por ejemplo, con la sanción de la ley Smith Lever aprobada por el congreso en 1914, se GARANTIZÓ EL APOYO FINANCIERO PERMANENTE DEL GOBIERNO FEDERAL para los servicios de extensión de los Land Grant Colleges. Fue el presidente Lincoln quien firmó la importante Land Grant Act, propuesta por Morrill, para DOTAR DE TIERRAS Y RECURSOS A INSTITUCIONES ESTATALES DE TODO EL PAÍS, con miras a formar recursos humanos y generar ciencia y tecnología en colegios de agricultura y artes mecánicas. Posteriormente se establecieron las estaciones experimentales. En 1914 se promulgó la ley para el servicio de extensión agrícola como parte del sistema de educación, generación de ciencia y tecnología, su validación y aplicación, con cobertura nacional en los campos y hogares de los agricultores. Las instituciones de educación, investigación y extensión agrícola han progresado de manera consistente. En la actualidad cuentan con experimentados cuadros científicos y técnicos de alto nivel en las disciplinas relacionadas con la agricultura. Estas cositas, los liberales siempre las callan cuando hablan “del gran país del norte” como si fuera el producto exclusivo del liberalismo antiestatal.