domingo, 16 de julio de 2006

La clave de nuestras desgracias

Arabia Saudita, Nigeria, Venezuela y Angola son todos ellos países ricos en recursos y más bien pobres en crecimiento económico. También es verdad que los tigres asiáticos Korea, Taiwán, Hong Kong y Singapore tienen limitados recursos naturales pero se han desarrollado con pasmosa rapidez. Una forma de explicar esto es que los países ricos en recursos tienden a padecer la enfermedad holandesa consistente en que la abundancia de recursos tiende a fomentar unilateralmente la producción y exportación de materias primas restando factores de producción a las industrias de bienes elaborados. Esta explicación riñe con muchos hechos. La enfermedad holandesa no explica como una buena parte de los países mejor dotados de recursos son también los más desarrollados: Australia, Noruega, Canadá, Estados Unidos. Una explicación mas reciente esta en el predominio de instituciones que en unos casos favorecen la producción pero que en otros facilitan “rentas” especulativas sin necesidad de producción. La Argentina seria un ejemplo típico para esta explicación. Hay dos tipos de empresarios, rentistas y productivos, que obedecen a motivos e incentivos diferentes. Los rentistas dedican sus capacidades personales y sus recursos financieros a acentuar diferencias entre los mercados para aprovechar el arbitraje especulativo entre ellas sin necesidad de aumentar la producción. Los productivos aprovechan las desigualdades de los precios para aumentar la producción en renglones favorecidos. No tengo muy en claro porque en la Argentina la especulación siempre fue mas negocio que la producción. Esta es la clave de nuestras desgracias. Al hablar de instituciones rentistas tenemos que aclarar que no conviene identificar instituciones con leyes; hasta cierto punto es irrelevante que existan leyes. En realidad se dan instituciones, hábitos y conductas predecibles, sin necesidad de leyes.

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