Bush, el sucio

Una de las técnicas favoritas para engañar que tiene este inverosímil delincuente consiste en sobrestimar el déficit fiscal a principios de cada ejercicio. Luego, lo reduce entre bombos y platillos, atribuyendo el merito a su política. De esta manera el deficit va aumentando bajo la mascara de anuales reducciones.En tanto, Wall Street, su cómplice, hace como que le cree. Bush quiere entusiasmar ante los resultados presupuestarios de los primeros tres trimestres fiscales (octubre a junio). Las cifras son hoy “espectaculares” y proyectan un déficit anual para 2006 de “apenas” US$ 296.000.El rojo cederá el 2,3 % en lugar del 2,6 % que se había estimado. Esto basto para que Bush declarara que, por fin, el déficit está controlado y sostener que el aumento de recaudación se debe, curiosamente, a las rebajas impositivas a los sectores más pudientes (US$ 2,35 billones entre 2001 y 2012). Naturalmente, algunos críticos advierten que ese rojo, en medio de un vacilante crecimiento no debiera alegrar a nadie. Se trata de la misma comedia montada cada año: anunciar un déficit alto y después proclamar que bajó. Por cierto, el 11% de aumento en recaudación tributaria sorprendió a tirios y troyanos: el gobierno esperaba 7,5%. No obstante, sigue por debajo del 15% obtenido en 2005. Ahora bien, ¿qué proporción de tan buenas cifras se origina en recortes impositivos? Escasa, porque los pronósticos presupuestarios oficiales tienen más de ficción que de realidad.