sábado, 17 de junio de 2006

Unplugged

La apertura, el ingreso y salida sin barreras de capitales especulativos, el seguro de cambio que brindaba un esquema monetario rígido y un elevado endeudamiento junto a programas de condicionalidades con el FMI generaba condiciones óptimas para las absorción doméstica de crisis externas. Hoy, el panorama es otro. El casi nulo impacto sobre la economía local de los fuertes ajustes de las bolsas mundiales se debe al abandono de la tutela del Fondo y de la política que nos imponían desde afuera. El derrumbe de las cotizaciones, en estos momentos, es un problema de los jugadores del casino global. La Argentina, como todos los castigados por la liberalización financiera ha construido sus particulares diques de defensa, mediante una política de acumulación acelerada de reservas. Con barreras financieras defensivas la atención gira, entonces, hacia el lado de la balanza comercial. Las necesidades de financiamiento para hacer frente a la deuda de corto plazo está despejado: el programa de este año está completado, y el del próximo no es muy exigente. Por lo tanto, el principal canal de trasmisión de un shock externo vendría por el sector comercial, con una caída de los precios de los commodities, retroceso generado por el enfriamiento de la economía mundial a partir del alza de la tasa de interés. Un menor crecimiento de las potencias repercutirá en una menor demanda y, por lo tanto, en una baja de las cotizaciones de las materias primas. Sin embargo, ese esquema tradicional de transmisión de crisis, ya sea por vía financiera o comercial, está siendo cuestionando por la irrupción de China e India. La presencia cada vez más importante de esos protagonistas emergentes en la economía mundial alteran los rumbos esperables de la corrección de desbalances globales de la aún primera (pero no por mucho tiempo) potencia. Ahora no necesariamente una suba de la tasa de interés con el consiguiente andar más lento de la economía de EEUU derrumbaría el precio de los commodities. China e India actuarían de amortiguadores de los efectos negativos que difunde un proceso de ajuste de la economía estadounidense. Argentina esta en una relativa desconexión del mundo financiero global. Estamos mas conectados al mundo por el lado comercial. Y comerciamos poco con EEUU, es decir, los yanquis no son nuestros clientes directos. Pero los yanquis le comprarían mucho a quienes nos compran. Su quiebra nos podría afectar en forma indirecta. Pero nadie es imprescindible, el mundo vivió durante siglos sin EEUU, puede vivir muchos mas también sin ellos.

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