lunes, 19 de junio de 2006

¿Cuánto vale un dólar?: nadie lo sabe

El Ministerio de Petróleo iraní ha registrado una bolsa de petróleo en la isla de Kish, en el Golfo Pérsico, donde se venderá crudo en euros. El mercado será el quinto de petróleo, después de Nueva York, Londres, Singapur y Tokio. Hasta ahora, las operaciones que se realizan en estos centros son en dólares. El pasado 23 de abril, el ministro ruso de Finanzas, Alexei Koudrine, lanzó otro fuerte golpe contra el billete verde cuando en una reunión del FMI efectuada en Washington, afirmó que su país no consideraba al dólar como moneda de reserva de confianza debido a su instabilidad. La inseguridad que existe sobre la fuerza del dólar ha hecho que los grandes productores de petróleo de la zona del Golfo comiencen a dirigir sus inversiones hacia Europa lo cual les llevaría a convertir esa moneda en euros. Siria ya dio los primeros pasos al cambiar paulatinamente desde hace dos años sus reservas por euros; el gobernador del Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos, Sultán Al Suweidi, anunció que proyecta convertir en euros el 10% de sus reservas en dólares; Venezuela también ha seguido el camino hacia la búsqueda de monedas más seguras como euros y yuanes chinos, al igual que lo ha hecho Corea del Norte. Un país como Suecia ya recortó sus reservas en dólares a solo el 20% y elevó al 50% las acumuladas en euros. Uno de los integrantes del Banco Central de China, Yu Yongding, comentó en abril pasado que las enormes reservas chinas corrían graves riegos por el declive del billete verde. A su vez, la alerta ofrecida por el Banco Asiático de Desarrollo, en el que participan capitales de 64 naciones, le aconsejó a sus miembros que se prepararan para un posible colapso del dólar. La estampida es alarmante. Desde los acuerdos de Breton Wood, en 1944, Estados Unidos logró que el dólar se estableciera como moneda mundial de reserva y su valor lo garantizaban sus grandes acumulaciones de oro. En la década de 1970, Washington alcanzó un acuerdo con la OPEP por medio del cual todas sus actividades comerciales petrolíferas se efectuarían solo con el billete verde, mientras a la par este le garantizaba un rearme militar a Arabia Saudita y protegería a las monarquías del Golfo de posibles invasiones o amenazas internas. Desde entonces, Washington también separó el dólar de sus reservas de oro y comenzó a imprimir a diestra y sinistra su moneda con lo cual inundó al mundo con esos papeles sin que estos tengan un valor real con las riquezas del país emisor. El consumismo en Estados Unidos no ha estimulado la producción y la productividad sino que por el contrario fomentó las importaciones desde Asia, mucho más baratas que las confeccionadas en esa nación. Por su parte, tanto China como Japón, no cobran la mayoría de sus exportaciones con dinero contante, sino que lo mantienen en Norteamérica como préstamo y una parte importante lo invierten en bonos del Tesoro como reservas internacionales, lo cual beneficia a mantener el soporte del billete verde. Por esa razón, los gobiernos asiáticos y las monarquías del Golfo son las que costean el cada vez mayor consumo de esa población, así como los enormes déficit estadounidenses. EEUU necesita atraer diariamente 2 500 millones de dólares para financiar sus déficit en general y como medida para atraer ese capital, la Fed comenzó a partir de junio de 2004 a subir los intereses hasta situarlos en 5%, y con esa medida ayudó a que su moneda no se depreciara abruptamente. La única solución que tiene la Casa Blanca para pagar a sus proveedores es imprimir más dólares. Desde que este país dejó de garantizar su convertibilidad con el oro, su valor depende de la confianza que se le concede pues ya no esta respaldado por la economía del país emisor. Se estableció entonces que los banqueros podían verificar su adecuación por medio de un índice anual, denominado M-3 que establecía la cantidad de esa moneda en circulación. Al unírsele también los desastres militares y económicos que ha sufrido en Iraq con enormes erogaciones financieras la Reserva Federal suspendió desde finales de marzo de 2006 la publicación del índice M-3 y de todos los subíndices que permitían determinarlo. De tal modo, la cantidad de dólares en circulación se ha convertido en un verdadero secreto y se hace imposible evaluar con precisión su valor.

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