domingo, 4 de junio de 2006

¿Cómo zafar de la que se viene?

La economía estadounidense está entrampada. Se asistirá en el futuro próximo a subas en su tasa de interés, depreciación del dólar y depresión de su economía, cualquiera sea el rumbo que elija para resolver sus problemas financieros. La dinámica viciosa en la cual está inmersa requiere niveles crecientes de financiamiento, que sólo pueden conseguirse pagando tasas en alza y devaluando su moneda, lo cual será contractivo para la economía. Este proceso deberá continuar hasta que la economía deje de ser deficitaria en su relación con el resto del mundo. Sea por suba de tasas o por contracción del gasto público o privado, la recesión es inevitable. Hace rato que los yanquis vienen subiendo las tasas de interés, lo hacen porque necesitan mantener una demanda creciente de sus pasivos para financiar sus déficit (es decir que los giles les compren bonos del tesoro). Lo otro que vienen haciendo es devaluar su moneda, lo hacen para alentar la demanda de activos en dólares, (es decir para que los giles compren exportaciones norteamericanas cotizadas en dólares a mas bajo precio). Es impensado avanzar en esta dirección sin caer, de mínima, en una recesión. Benanke piensa en subir las tasas; otros recomiendan un rol más activo al FMI y una reducción de su déficit fiscal como salida de la crisis. Más allá de que estas visiones no logran salirse del universo de pensamiento clásico, no hay dudas de que cualquiera de estos caminos es también recesivo. Los norteamericanos tienen hoy activos en el resto del mundo por 10 billones de dólares, pero sus pasivos en manos de residentes del resto del mundo suman unos 13 billones de dólares. En stocks debe más de 3 billones de dólares. Por el lado de los flujos, sus números muestran que esta deuda neta crece a pasos agigantados: su déficit de cuenta corriente con el mundo fue de 800 mil millones de dólares en el 2005, mientras que su déficit fiscal superó los 500 mil millones de dólares. Desde 1992 en adelante su déficit de cuenta corriente no paró de crecer. En el ’93 tuvo un déficit cercano al 2 por ciento de su Producto, mientras que en el 2005 superó el 6. Tal como están dadas las cosas todo conduce inevitablemente a una crisis. En las crisis financieras la secuencia de los hechos es la siguiente: primero cae la Bolsa, después los bonos, después se deprecian fuertemente las monedas y por ultimo se valorizan los bienes esenciales. En otras palabras, se desconfía primero de las empresas, luego de los estados y finalmente del sistema, es decir aparece un repudio generalizado por la moneda.¿Qué le puede ocurrir a la Argentina en caso de profundizarse esta tendencia de subas de tasas, devaluación y contracción económica? Resulta evidente en primer lugar que el esquema macroeconómico actual es claramente menos frágil que el que regía durante los ’90. Argentina produce y exporta (bienes agrícolas y agroindustriales) lo que tiene mejores precios, básicamente por la fuerte expansión en la producción industrial por parte de los países asiáticos. Pero, a su vez, nuestros compradores están atados en parte a la suerte de la economía estadounidense. Sin embargo, teniendo en cuenta este escenario futuro, lo ideal sería correrse lo más posible. Cuánto más diversificada sea nuestra estructura productiva y nuestro comercio, y menos dependiente seamos del financiamiento externo, menores serán los efectos de una crisis financiera de gran escala.

2 comentarios:

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Anónimo dijo...

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