miércoles, 15 de febrero de 2006
No hay democracia sindical
La Central de Trabajadores Argentinos no tiene personaría jurídica a pesar de contar con más de un millón de afiliados. La CTA reúne en sus filas a diversos sindicatos que disponen de esa personería, pero no es reconocida como organización representativa de los intereses específicos de los trabajadores, condición reservada exclusivamente a la Confederación General del Trabajo por la ley 23.550, de asociaciones laborales. En el país existen alrededor de 2.000 sindicatos en condición semejante, a los que se les reconoce personería jurídica mas no gremial, lo cual limita sus actividades a temas no específicos; es decir, que no están habilitados para negociar convenios ni otros intereses vinculados con la relación laboral. El régimen de sindicato único por rama de actividad económica es una vieja herencia política de hace más de medio siglo, tan poderoso que perdura a pesar de la reforma constitucional de 1994; y de nada han valido los intentos y promesas para ponerle fin. En efecto, el artículo 14 bis de la Constitución reformada estableció hace más de 11 años, entre otros derechos, el de “organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial”. La ley 23.550 desconoce, pues, la libertad de asociación tal como lo determina la Carta Magna, y lo mismo la Declaración Universal de Derechos Humanos (Art. 23) y el Pacto de San José de Costa Rica (Art. 16, inciso 4), como igualmente el Convenio 87 de la OIT, organismo que ha reclamado en distintas oportunidades la democratización sindical argentina. Asi como hay que combatir el monopolio de las organizaciones comerciales, hay que combatir el monopolio de las organizaciones gremiales si queremos tener un pais justo. Obviamente la CGT se opone a cualquier cambio, impidieron mayores avances. Por otra parte, la notoria identificación tradicional del unicato sindical con el justicialismo y los gobiernos de su signo hace nunca se logre romper este monopolio de personaria jurídica a la central adicta al peronismo, reservando a las centrales no afines políticamente a una inoperante y eterna falta personería jurídica. El monopolio representativo de la CGT está asociado a la militancia partidaria, nadie que no sea adicto al peronismo puede obtener representatividad jurídica, eso no es democracia sindical, eso esto clara y simplemente corrupción política. En el pasado todavía reciente, ese sistema inconstitucional era posible por la singular tolerancia de gobiernos civiles y militares; pero la fuerte crisis social ha disminuido la vieja representatividad del unicato fiel al gobierno justicialista. La renovación de las dirigencias sindicales está paralizada por el corporativismo peronista. ¿Cómo puede haber democracia cuando los puesto de mando en esos sindicatos pueden ser retenidos durante 40 años como lo hizo Lorenzo Miguel?. El actual secretario de la CGT promueve bloqueos de empresas, a la vez que concurre al despacho presidencial, como si fuera un miembro mas del gobierno, con la ventaja que tiene asegurado un reinado indefinido, a pesar de que este gobierno se vaya. Esto es corrupción, donde uno toca en la Argentina sale pus. Si me hicieran caso de formar un liga de votantes se podría exigir acabar con esto para siempre. La liga de votantes debe pedir lo que ningún partido político ni sindicato protegido pide: el fin de la personaría monopolica de los sindicatos eternamente fieles a un solo partido.
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