domingo, 26 de febrero de 2006

Kirchner un producto del presidencialismo

La victoria transversal que Kirchner logró en el Congreso para aprobar la modificación del Consejo de la Magistratura puede convertirse en el primer mojón de un sistema político prácticamente inédito en el país. Un sistema que no habla de partidos, sino de liderazgos personales, con políticos que se encolumnan detrás de los proyectos de un Ejecutivo omnipresente. Esto no se dio ni siquiera cuando gobernaba Juan Perón, quien a pesar de su férreo manejo del poder, tuvo siempre la fuerte oposición de la Unión Democrática y diversas corporaciones, que, a la postre, terminaron por derrocarlo. Otro poder unipersonal, el de Menem, tuvo siempre a una oposición nucleada en su contra que se reunió después en la Alianza, que, al final, se fue del Gobierno tan rápido como llegó. El riojano ex presidente tuvo también la oposición de gran parte de la prensa y terminó acorralado por las denuncias de corrupción. Kirchner, ahora, puede reunir voluntades de los distintos partidos y eso ha llevado a nuevas sangrías de militantes en la UCR; el ARI y hasta el reciente Pro macrista. Claro está que hay adhesiones de diversos lados que llegan por un esquema de premios y castigos. Por ejemplo, gobernadores no justicialistas que temen por sus fondos coparticipables y ordenan a sus legisladores acompañar los proyectos del gobierno nacional, o empresarios atemorizados por precios máximos o retenciones a las exportaciones. Las alas transversales de Kirchner acaparan también a duhaldistas que buscan ahora en forma desesperada el calor oficial, y a radicales y socialistas desilusionados. Lo concreto es que el conglomerado político que se reúne detrás de ideas antes de que verticalismo a los partidos pudo haber tenido su bautismo con la reforma del Consejo de la Magistratura. Con todos estos pasos de tinte hegemónico por parte del oficialismo, la oposición se ve más desdibujada que nunca y sin respuestas. Sólo una escapada de los precios puede erosionar la imagen del Presidente y, es por ello, que sigue personalmente y día a día el desarrollo de los acuerdos y castiga cuando lo considera necesario. Debemos crear un sistema parlamentario, al estilo europeo. Mientras no lo hagamos estaremos a merced de los tiranos que se visten con la piel de demócratas...

Fuente: El Dia

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