miércoles, 8 de febrero de 2006

Impuestos

Por un lado se dice que el actual sistema tributario es regresivo y desde otra vereda, se dice está lleno de impuestos distorsivos. La calificación de "distorsivos" a ciertos impuestos resulta tendenciosa. Porque no sólo algunos sino todos los impuestos son "distorsivos" en tanto modifican la situación económica del afectado por esa imposición. El gobierno solo se propone mantener la estructura impositiva vigente y contempla mejorar, en lo posible, la lucha contra la evasión. Pero la verdad de la milanesa es que EL PESO DE LOS IMPUESTOS AL CONSUMO ES MUY ELEVADO. A pesar de ello ni la Nación ni las Provincias cambiar las cosas por temor a verse en la obligación de ceder en el reparto primario de los impuestos y ninguna Provincia quiere resignar ingresos en beneficio de otra. De esta forma nadie quiere cambiar nada por temor a perder algo. Lo que caracteriza al sistema tributario argentino es el excesivo peso de la imposición indirecta debido, en especial, a la existencia de un IVA nacional de alta alícuota general y del impuesto a los ingresos brutos provincial y por LA NOTORIA DEBILIDAD ESTRUCTURAL DE LA IMPOSICIÓN A LAS GANANCIAS DE LAS PERSONAS FÍSICAS Y A LOS PATRIMONIOS. Este desequilibrio entre la imposición directa y la indirecta confiere rasgos de extrema regresividad al sistema tributario argentino. Eso significa que el sistema impositivo carga más sobre los que menos ganan, lo que acentúa la desigualdad social. Los más pobres pagan más y los más ricos menos impuestos que la participación que cada sector tiene en el ingreso. Así, en lugar de disminuir, después de pagar los impuestos, la desigualdad social es mayor. Los diferentes impuestos que financian los presupuestos federal y provincial se aplican de la misma manera a los ricos y a los pobres. Debido a ello la carga fiscal de los privilegiados es proporcionalmente mucho más ligera que la de otros ciudadanos. Así que en la Argentina la presión tributaria desciende a medida que aumenta el ingreso. Bush estaría encantado con este sistema. Teóricamente, según la óptica liberal, la Argentina seria un lugar excepcionalmente pujante, los ricos al tributar poco deberían invertir mucho y el país ser un hervidero de inversiones productivas. Pero resulta que no es así: los ricos giran sus ganancias al exterior. La recaudación de impuestos indirectos representa un 45% del total del sector público argentino, cuando es del 33% en promedio en países de la Unión Europea. Y se sabe que ese tipo de impuestos recae más pesadamente sobre la población de menores ingresos, pues gravan preferentemente el consumo. El problema en nuestro país proviene de la cantidad de impuestos que gravan las ventas y de los niveles alcanzados por sus tasas, que por ejemplo en el IVA, resultan entre las más elevadas en el concierto internacional. Por otra parte es alta las tasas de incumplimiento en los impuestos sobre los ingresos. De manera que hay un circulo vicioso, si se grava fuertemente el consumo de los mas pobres estos pierden todavía mas la capacidad de generar demanda, como no hay demanda no hay inversiones, ¿para que poner un negocio que no tendrá muchos clientes?, entonces los capitales nacionales se fugan. Como hay elevada tasa de incumplimiento a los ingresos, los que pagan tiene que pagar mucho (por ellos y por los que no pagan) y como tienen que pagar mucho, tienden a evadir. De manera que en cuestión de impuestos, todo mal.......

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