domingo, 12 de febrero de 2006

El que no coimea es un gil

¿Sabían que coimear (tanto pagando como recibiendo) es excarcelable?. Es decir que su condena no obliga a cumplir la misma con prisión, tanto si se trata de una birome como de 100 millones de dólares, porque así lo dispone el Código Penal en su art. 256. El delito se llama jurídicamente “cohecho” como también “soborno” y los autores “pasivo” (el que recibe) y “activo” (el que paga). Hasta hace unos años, el Código Penal no permitía las excarcelaciones del delito de coima y aplicaba condenas severas, pero nadie puede explicarnos porqué se modificó rebajando la pena máxima y así evitar la cárcel. Los códigos solo se pueden reformar por ley sancionada por el Congreso de la Nación y promulgada por el presidente de la república. ¿Es una casualidad de los que mayormente cometen este tipo de delito al dictar las leyes las hagan tan benignas?. Por supuesto no, son los principales interesados en que las cosas sean como son. No hay duda, los legisladores con la reforma se han autoacordado un reaseguro para delinquir con impunidad. ¿Es una casualidad que el Código de Comercio esta hecho para facilitar la especulación y las quiebras fraudulentas?. Por supuesto que no. Es de suponer que un ciudadano, al arribar a la presidencia de la nación, por bruto y deshonesto que haya sido en su carrera política, debe sentir un cierto pudor de, sabiéndose dentro de la historia, no ensuciar su imagen personal. En la Argentina la limpieza de la imagen no causa mayor preocupación ni siquiera a muchos presidentes. Scalabrini Ortíz nos cuenta que en una asamblea de accionistas de los ferrocarriles “argentinos” cuando eran británicos, uno de los participantes objetó la elevada partida de gastos del balance llamada “fondo de reptiles”. Entonces el representante, o mejor dicho testaferro de la empresa en Buenos Aires, un señor Mauro Herliska, se vio obligado a dar una explicación más o menos así: los “fondos de reptiles” son los dineros que damos a personajes influyentes argentinos para conseguir ventajas”. Y agregaba: “Yo mismo he dado dinero a tres presidentes de ese país”. Y así consta en acta. Otro interrogante en aquella asamblea era el porqué pagar indemnizaciones por accidentes en los pasos a nivel. La respuesta fue que esas erogaciones eran mínimas en comparación con las demandas que eludimos, otorgando chequeras de pasajes libres en nuestros trenes a un gran número de jueces y legisladores. Además agregó: “más oneroso nos saldría poner en cada paso a nivel barreras y guardianes de las mismas”. En aquellos tiempo los ferrocarriles manejados por los británicos ponían y sacaban presidentes, gobernadores, legisladores etc. El primer mandatario que no tuvo relación rentada con los FFCC fue Hipólito Yrigoyen. Y así terminó. El segundo, Juan Perón , también fue víctima del Imperio Británico, al que tanto puso en línea, pero no concluyó su segundo mandato cuando la flota inglesa, en la cercanía de nuestras costas, proveyó de municiones y combustible a los barcos rebeldes.

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