sábado, 25 de febrero de 2006

Brasil ortodoxo

La economía brasileña creció apenas 2,3 por ciento en 2005, siendo superada por todos los países de Latinoamérica, salvo por... Haití. No llegó ni siquiera a la mitad del crecimiento alcanzado en 2004. Cuando Lula asumió la presidencia, en octubre de 2002, prometió revitalizar la industria para terminar con la pobreza. Sin embargo, la política ortodoxa basada en la suba de la tasa de interés y la consecuente revaluación del real se está convirtiendo en el principal obstáculo para lograr ese objetivo. La desaceleración económica se debe a la política monetaria restrictiva destinada a combatir la inflación, que elevó las tasas de interés a 17 por ciento, luego de haber alcanzado un pico de 19 por ciento en septiembre. El gobierno logró su objetivo, ya que el índice de precios promedio bajó de 9 a 5 por ciento en los últimos dos años. La tasa de interés se convirtió en una tentación irresistible para los especuladores, ya que, combinada con una caída de la inflación en un contexto de expectativa cambiaria a la baja, garantizó una rentabilidad en dólares que se mantuvo entre en el 15 por ciento, cuando la tasa internacional es de 4,5 por ciento. Por eso el real continuó cayendo hasta tocar un piso de 2,13, acumulando un alza de 8 por ciento en el año, luego de haberse apreciado 14,4 en 2005. La suba del PIB de 2,3 por ciento muestra a Brasil a contramano de los principales países emergentes con los que intenta competir: China creció 9,9 por ciento, India 7,1 y Rusia 5,5 por ciento. En Latinoamérica también quedó rezagado, pues Venezuela se expandió 9,4 por ciento, Argentina 9,1 y México 3,0 por ciento. La principal potencia de Latinoamérica sólo pudo superar a Haití, un país paupérrimo del Caribe con fuerte inestabilidad política, que creció 1,5 por ciento. Ahí TIENEN EL RESULTADO DE LA RECETA ORTODOXA por la que muchos en este foro claman. Pese a esto, los mercados celebran la política económica de Lula y lo expresan a través del “riesgo país” que mide la “confianza de los inversores”. En las últimas semanas cayó a 226 puntos, su nivel histórico más bajo. Se dan cuenta que es una estafa, ¿qué inversor productivo quiere hacer negocios en una economía que no crece?. Lo que estos crápulas (los que deciden el “riesgo país”) llaman “mercado” es el conjunto de especuladores que se ven seducidos por las altas tasas de interés y el riguroso pago de los intereses de la deuda pública. La contracara de esta política ortodoxa es el encarecimiento del crédito. Durante 2005 cuatro de cada diez empresas brasileñas no invirtieron por dificultades de financiamiento y una de cada tres por la incertidumbre sobre el futuro del consumo doméstico, pese a que la utilización de la capacidad instalada llegó al 85 por ciento.

Fuente: Pagina 12

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