domingo, 29 de enero de 2006

Japón: potencia economica

La guerra dejó a Japón en un estado de devastación total: millones de desocupados, viviendas e industrias destruidas y una inflación galopante. Las pérdidas materiales rondaron la cuarta parte de su riqueza nacional. En este contexto, los japoneses otorgaron prioridad a la reconstrucción de la industria. En 1946 se crearon el Consejo de Estabilización Económica, con el fin de coordinar la producción, y el Banco de Reconstrucción, que debía canalizar las inversiones hacia determinados sectores industriales (alimentos, fertilizantes, carbón, hierro y acero). A partir de 1951, el Banco de Desarrollo otorgó créditos a BAJAS TASAS DE INTERÉS. El Ministerio de Industria y Comercio Exterior, creado en 1949, impulsó la formación de grupos empresariales en torno de los bancos. La mayor parte del capital necesario para la inversión industrial provino del sector privado. El aporte del gobierno consistió en la concesión de préstamos a los bancos privados y en la provisión de infraestructura (construcción de carreteras y ferrocarriles). De este modo, hacia mediados de la década del ‘50 ya estaban echadas las bases para el crecimiento industrial japonés. Sobre la base de estos estímulos, la industria japonesa comenzó su expansión. En la década del ‘60, la economía japonesa se caracterizaba por el predominio de un número relativamente pequeño de fabricantes a gran escala, como Mitsubishi, Mitsui y Fuji. Estos fabricantes se destacaban en sectores básicos como el siderúrgico, el naviero y el minero, aunque también eran fuertes en las finanzas y el comercio. En forma paralela fueron surgiendo empresas con líneas de producción relativamente nuevas, como artículos eléctricos, electrónicos y automóviles: entre ellas figuraban, por ejemplo, Hitachi, Toyota y Nissan. Durante esta fase también recibieron un gran impulso los productos que requerían una tecnología avanzada y fuertes inversiones de capital: acero, petroquímica, artículos de consumo como cámaras fotográficas, televisores, motocicletas y automóviles. En la actualidad, el poder económico de Japón se basa en tres pilares: su capacidad industrial, su importancia comercial y el dominio sobre los mercados financieros. Japón es la tercera potencia industrial del mundo. Junto a los Estados Unidos, es el líder de la producción de alta tecnología —electrónica e informática, industria aeroespacial, biotecnología, óptica, mecánica de precisión—. A la vez, mantiene el primer lugar en la producción automovilística y naviera. En el aspecto comercial, Japón exporta manufacturas e importa energía, materias primas y alimentos. Su éxito comercial se basa fundamentalmente en el bajo precio, la alta calidad de sus productos y en LA PROTECCIÓN DEL MERCADO JAPONÉS. Además, Japón es la primera potencia financiera: es el segundo inversor en el mundo y las empresas japonesas se extienden por todo el planeta. La bolsa de Tokio es la primera por el volumen negociado y los bancos japoneses ocupan los primeros puestos mundiales.

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