Irlanda: la Taiwán occidental

Irlanda se ha convertido en uno en una de las economías con mayor renta por habitante del mundo. Hoy el 85% de su producción manufacturera irlandesa se exporta. Pero durante la década de los ochenta Irlanda se encontraba en una aguda recesión, la deuda externa llegaba al 120% de su Producto Bruto Interno, la inflación era de un 20% y el desempleo era del 18 %. ¿Cómo pudo uno de los países más pobres de Europa revertir esta situación?. El truco fue el siguiente: el gobierno, hace dos décadas, identificó a los sectores de alta tecnología como objetivos prioritarios de desarrollo, por su capacidad de proporcionar divisas y empleo. En este campo, IRLANDA HIZO LO MISMO QUE AÑOS ANTES HICIERON LOS PAÍSES EXITOSOS DEL SUDESTE ASIÁTICO: identificar sectores en que el país podría llegar a destacarse internacionalmente, para luego concentrarse en su promoción y atracción de las inversiones necesarias. Por otro lado, EL ESTADO HA HECHO UNA FUERTE INVERSIÓN DESTINADA A LA MEJORA DE SU SISTEMA EDUCATIVO, considerado uno de los más adelantados de Europa, que le permitió elevar la calidad de sus recursos humanos. Quienes deciden invertir en Irlanda saben que podrán disponer de profesionales, técnicos y mano de obra calificada y competente para la realización de sus emprendimientos. El Irish Industrial Development Authority (IDA) ha desempeñado un importantísimo papel en el éxito de la competitividad exportadora irlandesa y en la atracción de empresas claves de ámbito mundial. El IDA identificó que LA EMERGENTE INDUSTRIA DEL SOFTWARE EN LOS OCHENTA ERA LA APUESTA ESTRATÉGICA y que Irlanda podía definir una política activa de atracción a través de las ventajas asociadas a la existencia de una mano de obra joven y muy cualificada. El IDA irlandés también ha visto con claridad durante todos estos años que el factor “educación” es una de las claves para la atracción de empresas y para asegurar los mayores niveles de la competitividad del país. Por eso Irlanda tiene uno de los mejores sistemas educativos del mundo. El gasto en educación se ha incrementado un 150% desde 1985. Ya nadie duda que la estrategia del crecimiento económico irlandés se basa en una decidida apuesta por un conjunto de políticas educativas a favor de la competitividad y las nuevas tecnologías. Resulta interesante comparar ese desempeño con el de Argentina durante la década del 90. Argentina, al igual que Irlanda, recibió durante ese periodo una masiva afluencia de inversiones extranjeras y logró triplicar sus exportaciones. Sin embargo, el destino ha sido a todas luces diferente. EN EL CASO ARGENTINO EL ESTADO DECLINÓ SU TAREA DE ORIENTACIÓN Y ESTABLECIMIENTO DE PRIORIDADES RELEGANDO EN EL MERCADO ESA FUNCIÓN. El resultado de políticas públicas carentes de un objetivo común e impulsadas por la improvisación es el que todos conocemos.