jueves, 8 de diciembre de 2005

Una herejía transitoria

Las dos grandes guerras y la crisis rompieron el esquema “granja británica” y el país tuvo que hacer a la fuerza y de mala gana su proceso de industrialización porque tuvo que abastecerse. Pero luego de esta herejía transitoria vino José Alfredo Martínez de Hoz quien dio el punta pie inicial de la desindustrializacion que revirtió todo lo que se había logrado, este miserable dijo: “si la Argentina va a producir acero o galletitas, lo va a decidir el mercado”. ¿Qué decidió el mercado? Que la Argentina no iba a producir ni lo uno ni lo otro. La Argentina abandonó su desarrollo industrial, tecnológico, energético, científico y de producción nacional de alimentos y materias primas agro-industriales, para terminar produciendo ya en condiciones de monocultivo, un commoditie transgénico forrajero: la soja, que es utilizado por otros países -con verdaderos planes de desarrollo, como China y la UE- para criar ganado y producir carne. Es decir abandonamos nuestro desarrollo industrial independiente, para volver a producir materias primas no elaboradas demandadas por las multinacionales -el llamado ‘mercado mundial’- que lograron parasitar y comandar nuestra economía. Entre 1966 y 2001 desaparecieron alrededor de 280.000 productores agropecuarios. Fue el Ing. Ingaramo, miembro del equipo de Domingo Cavallo, quien señalara en 1990: 'en la Argentina deben desaparecer 200.000 productores agropecuarios por ineficientes.' Casi lo logra: entre 1990 y 2001 desaparecieron 180.000 productores, el 35% de ellos en la pradera pampeana.

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