jueves, 29 de diciembre de 2005
Lobby agropecuario
El poderoso lobby agropecuario se queja a grito pelado por las retenciones a las exportaciones desde la imposición del tributo en 2002. El volumen de la queja resulta siempre inversamente proporcional a la evolución de los precios internacionales. Cuando suben, baja; cuando bajan, sube. Aunque el quejoso discurso agropecuario tiene cierto contenido de verdad, no incluye la razón por las que las retenciones pueden ser consideradas injustas ni algunas de las razones para eliminarlas. Para acercarse al problema resulta interesante hacer una analogía con otro tributo injusto que recae sobre toda la población: el IVA; un típico impuesto al consumo. Cuando los salarios quedaron absolutamente deprimidos por la devaluación, las centrales sindicales no pidieron a coro la eliminación del IVA, que es una especie de retenciones al consumo de los asalariados. Sin embargo, el IVA no tiene tan buenos detractores públicos como las retenciones. Pero las retenciones pueden llegar a ser tan injustas como el IVA. La injusticia básica del IVA es que afecta más a quienes menos tienen. La injusticia básica de las retenciones es que grava a algunos de los sectores beneficiados por la devaluación, pero no a todos. En este sentido, los dos son, a su manera, impuestos distorsivos. Uno de los latiguillos que utilizan los empresarios del campo contra las retenciones es que la Argentina “es el único país del mundo” que aplica un tributo que “desincentiva las exportaciones”. Agregan que “en los países avanzados” la actitud del Estado es la contraria; incentivar las exportaciones. Tienen razón. Las retenciones son indefendibles porque funcionan como un impuesto a las ganancias imperfecto. Imperfecto porque afecta a algunos empresarios y a otros no. Siguiendo con el ejemplo de “los países avanzados que incentivan las exportaciones”, se trata por lo general de ESTADOS CUYOS SISTEMAS TRIBUTARIOS SE ASIENTAN SOBRE IMPUESTOS DIRECTOS A LAS RENTAS Y EN LOS QUE LA PRESIÓN IMPOSITIVA ES MUCHO MAYOR QUE EN LA ARGENTINA. En Italia, por ejemplo, se recauda el 40 por ciento del PIB, en la Argentina, menos del 24 por ciento. Quienes demandan la eliminación de las retenciones NO DEBERÍAN OLVIDAR DECIR QUÉ TRIBUTO DEBERÍA REEMPLAZARLAS. La razón por la que los hacedores de la política tributaria local optaron por un sistema que incluye IVA y retenciones es la misma: son impuestos muy fáciles de cobrar. Pero esa facilidad de cobro se paga con injusticias en el pago: pagan mas los que menos tienen, no pagan algunos que deberían pagar. Pero bueno, hagamos una cosa, saquémonos la careta, saquemos el iva y las retenciones, pero empecemos a garpar un impuesto directo a la renta. Es difícil ¿¿¿¿¿¿no???????. No es fácil cobrarle a los argentinos de acuerdo a lo que tienen, son tan hábiles para ocultar sus ganancias y sus bienes (testaferros, giros al exterior, colchones de la abuela, dibujos contables). Así que si no están dispuestos a declarar la verdad de lo que tienen y pagar de acuerdo a ello, banquen las retenciones que son el equivalente a los pesados impuestos de sus admirados países desarrollados y serios que no los tienen con ese nombre pero los cobran con otro.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario