sábado, 5 de noviembre de 2005

Las economías de Asia

Asia es obviamente un grupo diverso, en el que hay países muy pobres como Indonesia (2.500 dólares en 1999) y Filipinas (3.800 dólares). Tailandia y Malasia, con 5.600 y 8.000 dólares, respectivamente, tienen un grado de desarrollo algo mayor. Y Corea del Sur, con una renta per cápita superior a 14.500 dólares. Es bien sabido que la orilla asiática del Pacífico fue la región que registró el mayor crecimiento económico del mundo en los veinticinco años anteriores a 1997. El crecimiento económico rápido y sostenido se acompañó de un prodigioso incremento del nivel y de la calidad de vida de la población. Corea del Sur dependió mucho del SECTOR PÚBLICO BANCARIO y empresarial, del diseño y aplicación de UNA POLÍTICA INDUSTRIAL DELIBERADA y de una estrategia centralizada de importación, adaptación y difusión de técnicas extranjeras. Además, mantuvo durante largos períodos LA PROTECCIÓN SELECTIVA DEL MERCADO INTERIOR Y EL CONTROL ESTRICTO DE LA INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA. En cambio, en el sudeste asiático, la intervención del Estado, la protección del mercado interior y el control de la inversión extranjera fueron mucho menores, al menos en Malasia e Indonesia. En cambio, la industria coreana de automóviles de turismo, que exportó en 1996 unas 850.000 unidades, estaba prácticamente AISLADA DE LA COMPETENCIA EXTRANJERA. Sobre el grado de apertura a la inversión directa extranjera (IDE), diversos indicadores demuestran claramente: (1) que Japón, Corea del Sur y Taiwán han estado parcialmente cerrados a los flujos internacionales de inversión productiva y (2) que los países del sudeste asiático, como Singapur, Malasia, Tailandia, Indonesia y Filipinas, han adoptado una estrategia mucho más dependiente de esos flujos. Pueden distinguirse por tanto dos pautas de industrialización en Asia. La primera, la de Corea del Sur (como la de Taiwán y Japón, esto es, la del noreste asiático), dependió muy poco de la IDE, presentó un importante peso del sector público empresarial en los sectores manufacturero y financiero y exhibió una política industrial y tecnológica muy intensa y eficaz. La segunda pauta, la de los principales países del sudeste asiático ( Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia), fue muy distinta: mucho mayor peso de la IDE (sobre todo en Malasia y Tailandia), menor importancia de las empresas públicas en los sectores manufacturero y bancario y una intensidad y una eficacia muy inferiores de la política industrial y tecnológica. El resultado fue que LOS PAÍSES DEL SUDESTE ASIÁTICO TUVIERON MUCHO MENOS ÉXITO EN LA CREACIÓN DE CAPACIDADES INDUSTRIALES Y TECNOLÓGICAS AUTÓCTONAS QUE LOS PAÍSES DEL NORESTE ASIÁTICO, lo que explica que los resultados de crecimiento económico, cambio estructural y desarrollo social hayan sido algo menos brillantes en en el sudeste asiático que en el nordeste asiatico. Esa diferencia obedece seguramente a factores estructurales, como la abundante dotación de recursos naturales en el sudeste asiático (que supuso un imperativo de industrialización mucho menor), pero también a las estrategias de desarrollo adoptadas: los países del sudeste asiático comenzaron su industrialización rápida mucho más tarde, en un contexto de auge del pensamiento y de las políticas neoliberales a diferencia de Japón y de las nuevas economías industriales asiáticas de primera generación (Corea del Sur y Taiwan).

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