La guerra de los vinos (para Bart)

Argentina es el quinto productor mundial de vinos y se ha convertido en una "amenaza" para los grandes productores de Australia, Nueva Zelanda y Chile, países de ensueño para nuestros liberales que claman por firmar el ALCA. En los últimos 15 años, el sector vitivinícola invirtió en el país 1.500 millones de dólares que empiezan a dar sus frutos. Mientras se consolidan las ventas de vinos argentinos en mercados tradicionales como Estados Unidos y Brasil, se empiezan a abrir nuevos destinos en América Central y el Lejano Oriente. Las exportaciones de vinos argentinos alcanzarían este año los 430 millones de dólares, el doble del nivel de 2004, y marcarían así un récord histórico. Y no hemos firmado ningún tratado de libre comercio. Veamos que pasa con Chile y todos sus TCL. Chile vendió en el 2004 vinos por 800 millones (Canadá por 1.900 millones). Chile tiene proyectado para el 2005 exportaciones por 900 millones de dólares. De manera que Chile pasaría de 800 a 900, Argentina pasó en el mismo tiempo de 215 a 430. Chile viene de 32 años de ortodoxia neoliberal, Argentina de 32 años de caos y descalabros económicos. No me parece que la diferencia sea tan grande. Duplicando una vez mas las exportaciones alcanzaríamos fácilmente a Chile. Hay un plan para no solo alcanzar a Chile, sino también para alcanzar Australia. Es el Plan Estratégico Vitivinícola 2020, que al igual que el Wine Vision (de Estados Unidos) y el Plan Estratégico Australiano, plantea las metas a corto, mediano y largo plazo para llegar a ser un jugador sostenible, consistente y con alto valor diferencial en el feroz mundo de la competencia vitivinícola.