miércoles, 23 de noviembre de 2005

Consecuencias del TCL de Chile con USA

Chile debió reducir fuertemente sus aranceles de importación para el whisky (del 47% al 27%), asestando un golpe mortal a sus productores de Pisco de la Tercera y Cuarta Región. Así desaparecieron 2.000 hectáreas de alto rendimiento, y el Estado perdió once millones de dólares en ingresos fiscales. Con las directrices del TCL nueve especies de frutas frescas chilenas ingresarían a los EEUU sin pagar arancel; pero la tarifa previa era muy cercana a cero, por lo que la ventaja que se logró es muy pequeña. Otras especies y algunas hortalizas, jugos, conservas y pastas tienen una desgravación, que demorará hasta 12 años, lo mismo que las carnes rojas, las aves, la leche y derivados, MIENTRAS TANTO, DEBEN COMPETIR CON SUS PARES NORTEAMERICANOS SUBSIDIADOS. Estas son las diferencias de un socio pleno grande, a un socio externo y pequeño. La Sociedad Nacional de Agricultura Chilena reconoció que dejarán de sembrarse 150.000 hectarias de trigo (el 40% actual), atención agricultores argentinos, presten atención a este “detalle”. Otro tanto le ocurrirá a miles de sembradores de remolacha perjudicados con la libre entrada del azúcar y edulcorantes norteamericanos. Las esperanzas de la agroindustria quedaron frustradas: EEUU mantendrá contra las exportaciones chilenas sus leyes antidumping, y sus duras barreras fitosanitarias. Es que ya saben, a los yanquis todo le sirve de pretexto para limitar las exportaciones chilenas cada vez que amenazan con desplazar a sus competidores norteamericanos por mas TCL que se firme en los papeles. No hubo mucha más suerte en el rubro manufacturas, porque Washington no modificó su estructura de aranceles escalonados: CUANTA MAYOR CANTIDAD DE MANO DE OBRA TENGA EL PRODUCTO, MAYOR SERÁ EL IMPUESTO AL INGRESO A SU MERCADO. En cambio, las importaciones que vienen de los EEUU pagan un arancel general del 6% desde el 2003, y en un futuro cercano podrán hacerlo sin carga tributaria alguna (equipos de construcción, automóviles, productos informáticos, de medición, farmacéuticos y papelería son los de mayor impacto). Pero, además, también los suntuarios: General Motors y Ford lograron que Chile desista a aplicar el impuesto a los automóviles de lujo, perdiendo el fisco 14 millones de dólares al año por tal concepto. Ya saben porque hay tantos lujosos autos importados en Chile: el estado los subsidia de forma indirecta. Chile tampoco puede exigir a las empresas norteamericanas operando en su territorio que opten por la compra de insumos nacionales. Chile no puede impedir que se presenten en el mercado nacional de compras del Estado empresas norteamericanas en situación de marcada desigualdad competitiva frente a las chilenas. En los rubros servicios y tecnología, huelga decir la diferencia comparativa de posibilidades para los capitales norteamericanos en relación a los chilenos. Los yanquis, a través del TCL, exige amplias facilidades para sus empresas, facilidades de las que carecerá cualquier empresario chileno que quiera abrirse paso. Además, los pagos por uso de patentes, marcas y derecho de propiedad intelectual son absolutamente unidireccionales, es decir, los yanquis gracias al TCL los cobran religiosamente, pero que a un chileno le paguen derechos de propiedad intelectual, ni soñando. Durante los primeros años de flujo de capitales, de inversión extranjera directa (IED), Chile tuvo la precaución -que no ejerció Argentina-, de fijar plazos mínimos de residencia en especial para controlar el dinero caliente, golondrina, puramente especulativo, que tanto mal nos hizo de la Cordillera para acá. Ahora el TLC exigió rever tan sana medida, y Chile tuvo que renunciar al uso del encaje para capitales de corto plazo. Una nueva crisis como la asiática se llevara puesto a Chile, cosa que no sucedió antes. El TCL no establece ningún mecanismo para sancionar a las empresas que violen los derechos reconocidos en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así que trabajadores chilenos.... a cantarle a Gardel. En resumidas cuentas, la incorporación le representó a Chile un incremento del 1% del PBI en sus ingresos, magro resultado para tanta apertura. ¿No les parece?.

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