jueves, 27 de octubre de 2005

Nueva Zelanda: el opaco sueño liberal

No es casualidad que el BM coloque a Nueva Zelanda a la cabeza de “los países mas confiables del mundo para los negocios”. Explicare porque esos sinvergüenzas hipócritas dicen lo que dicen. Nueva Zelanda solo son dos islas situadas al sudeste de Australia que tienen 3 millones de habitantes. Históricamente el principal recurso de Nueva Zelanda fue una óptima combinación de clima y tierra para el desarrollo de la ganadería. Cuando en los 70 se produce la caída del precio de las materias primas, el ingreso de su principal comprador Gran Bretañas a la Comunidad Económica Europea y el aumento de los precios del petróleo los neocelandeses vieron como su rentas se redujeron, la inflación se incrementó y el crecimiento prácticamente se detuvo. Entonces, llegó el salvador, el liberalismo económico, es decir, la apertura comercial y las privatizaciones. Esto es lo que se proclama a los cuatro vientos, el resto se calla. Se calla que el Estado se retiró de áreas de la economía que cedió al capital privado pero intervino en todas aquellas necesarias para asegurar la ganancia de las empresas y el funcionamiento del sistema. De esto ni el BM, ni el FMI y los liberales dicen una palabra. Pero los neocelandeses siguieron la receta liberal al pie de la letra: disminuyeron el salario debilitando el poder de negociación de los trabajadores. Los contratos de empleo se empezaron a negociar en forma individual, reduciéndose el número de afiliados a los sindicatos. La participación de los salarios de los trabajadores en el Producto Bruto cayó desde un 49 % en 1987 a 43 % en 1995. Una fuerte devaluación en 1987 al dejar flotar la moneda permitió potenciar la reducción de los salarios. El déficit fiscal se eliminó no por la vía de aumentar la recaudación impositiva sino por la reducción de los beneficios que concedía un fuerte Estado de Bienestar. Los montos percibidos por los beneficiarios del sistema de bienestar se redujeron en valores superiores al 25%. El Estado deja en manos de las empresas locales o extranjeras (y esto último es lo que se da en mayor parte) los sectores económicamente rentables y se encargó de aquellos sectores que los capitales privados no tienen interés por explotar. Nueva Zelanda reforzó su papel como proveedor de productos alimenticios mediante una apertura comercial que eliminó controles de importación desmantelando el “paraguas protector” de la industria nacional. Se redujeron aranceles para productos específicos con muy altas tarifas y se estableció un programa de disminución arancelario general. Se eliminaron todos los subsidios e incentivos directos a la exportación. La inversión en Nueva Zelanda, realizada por un pequeño conjunto de grandes empresas con vinculaciones internacionales, SE CONCENTRÓ EN SU MAYOR PARTE EN SECTORES TRADICIONALES DE SU ECONOMÍA CON ESCASO DESARROLLO DE SECTORES NUEVOS. El sector agropecuario significó el 50% de un total de 17 mil millones de dólares exportados en el 2000, equivalentes a un 29% del PBI. Pero EL CRECIMIENTO LOGRADO EN NUEVO ZELANDA FUE MODERADO, alto en el momentum posterior a la reforma o sea a principio de la década de los 90, disminuyendo luego. En total la tasa promedio de incremento del PBI en la década fue de 2,7% anual, elevada en comparación a las décadas anteriores pero no con respecto a terceros países. El valor del PBI per cápita aumentó tan sólo 0,7% entre 1987. El valor alcanzado en 2001 de US$ 19.000 per cápita es bajo en comparación con los países desarrollados. Las razones para este moderado crecimiento se explican por dos hechos principales: el ahorro nacional que si bien creció se mantuvo en valores bajos si los comparamos con otras economías y las posibilidades de reinversión de esos excedentes. La inversión extranjera que complementó la relativamente escasa inversión doméstica fue sustancial y se dirigió en buena parte a los servicios por lo que NO POTENCIÓ LAS CONDICIONES EXPORTADORAS DEL PAÍS. Las empresas transnacionales que sí se dedicaron a la exportación SE ENFOCARON A LA EXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES DEL PAÍS TALES COMO ALIMENTOS, BEBIDAS Y FORESTACIÓN. Esto reforzó el perfil de inserción internacional de productor primario del país al tiempo que NO DESARROLLÓ EN FORMA IMPORTANTE LAS ACTIVIDADES MANUFACTURERAS, fuentes de valor y crecimiento sostenible. Nueva Zelanda creció sobre la base de sus sectores tradicionales. El Estado facilitó la acumulación de capital en la forma descripta pero NO DESARROLLÓ SECTORES NUEVOS, mediante las políticas adecuadas de búsqueda, formación de clusters, incentivos y apoyo de infraestructura que permitieran invertir con rentabilidad. Nueva Zelanda logró salir de la larga fase de recesión en que se encontraba en los 70, las oportunidades desarrolladas en distintos sectores de la economía primaria le permitió alcanzar un crecimiento moderado. Pero no resultó suficiente para generar tasas de crecimiento que le permitieran converger hacia los países desarrollados con los que hace unas décadas se encontraba en similares condiciones de riqueza: los países del sudeste asiático, que aplicaron una política muy distinta, que una y otra vez he repetido en este blog.

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