lunes, 10 de octubre de 2005

Economía japonesa

Después de los EEUU, la economía japonesa es la más grande del mundo, con aproximadamente un 15% del PIB mundial. Es más grande que la suma de las economías de Alemania, Reino Unido y Francia, y por sí sola representa casi tres cuartas partes de la economía del continente asiático. Esto parecía imposible de lograr en 1.945 cuando el país quedó prácticamente devastado moral y económicamente por los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, LA TECNOLOGÍA ES LA BASE DE SU RIQUEZA, que está sustentada en el desarrollo eficiente y masivo de la industria siderúrgica, la textil, la química, la óptica, la electrónica, la robótica, la espacial y la automotriz. Este avance económico japonés tiene un doble mérito pues este país carece prácticamente de recursos naturales y depende de las importaciones para poder adquirir energía, productos alimentarios y materias primas. Tras la guerra, la devastación no sólo se tradujo en víctimas humanas sino que se destruyó prácticamente toda la industria, gran parte de la infraestructura y dañó la poca producción agrícola del país. Además, dejó unos diez millones de desocupados, destrucción general de viviendas, una inflación creciente y la masiva movilización de gente que huía de la destrucción. Entonces la económica japonesa SE ORIENTÓ A CONSEGUIR ALTOS NIVELES EN AHORROS E INVERSIONES. El gobierno mantuvo bajas las tasas de intereses para aumentar los niveles de inversiones y puso en marcha planes para incentivar la industria del acero, la energía, construcciones, petroquímicos, ect. También hubo préstamos bancarios, con fondos fuera de presupuesto, que fueron clave para la expansión industrial. En fin, la formula es siempre la misma, hasta resultado aburrido repetirla una y otra vez. Pero los japoneses tienen algo que los caracteriza: su mayor y excepcional capacidad de mejorar la tecnología importada y venderla a un mejor precio en el mercado internacional. COMPRARON PATENTES TECNOLÓGICAS A OCCIDENTE Y ADQUIRIERON LAS MAQUINARIAS MÁS MODERNAS PARA LUEGO DESARMARLAS, ESTUDIARLAS Y DESCUBRIR HASTA SUS MÁS MÍNIMOS DEFECTOS Y FALLAS. Fue así que comenzaron a producir mejores modelos y mejor precio que los originales. Entre 1950 y 1978, Japón pagó 9.000 millones de dólares para un total de 32 mil convenios para construir con licencias y técnicas de vanguardia. Esta cantidad representa alrededor de la quinta parte de lo que gasto Estados Unidos por año durante este período. El soporte estatal para desarrollar al máximo la industria fue indispensable para el auge económico nipón y ya, desde 1946, se crearon una serie de instituciones económicas, financieras y bancarias con el fin de estimular la recuperación económica. En 1961, el primer ministro japonés, Ikeda Hayato, presentó un programa que se fijaba el objetivo de duplicar la renta nacional en un plazo de diez años. El plan se basaba en una expansión de las exportaciones a un ritmo cercano al 10% anual. Los principales rubros exportados eran maquinaria y químicos; los principales compradores, los EEUU, Europa occidental y los países del Sudeste Asiático. Los índices del comercio exterior japonés revelan que de 1960 a 1970 hubo un crecimiento de 43,9% a 200,8%. La economía era dominada por un número relativamente pequeño de fabricantes a gran escala, como Mitsubishi, Mitsui, Sumtono y Fuji. También habían varias empresas nuevas de líneas de producción, que perduran hasta hoy y que son Hitachi, Toyota, y Nissan. GRACIAS AL CONTROL ESTATAL SOBRE EL COMERCIO EXTERIOR, TODAS ESTAS EMPRESAS GOZABAN DE CIERTA PROTECCIÓN CONTRA LA COMPETENCIA EXTRANJERA, EN TANTO COMPETÍAN POR UNA POSICIÓN EN EL MERCADO INTERNO. En 1970, algo más del 30% de las exportaciones iban a EEUU, alrededor del 15% a Europa occidental y más del 15% al sudeste asiático, donde los principales compradores eran Hong Kong, Tailandia, Filipinas y Singapur. A fines de 1973 comienza el período de la crisis del petróleo. Ésta generó en la economía mundial cambios que pusieron fin a la fase japonesa de un crecimiento económico excepcionalmente rápido. Como el país que dependía del petróleo, Japón sufrió un enorme aumento en sus facturas de importaciones y una subida general de los precios. La subida de los precios del petróleo tuvo su mayor impacto en los mayores usuarios de energía, como la industria del acero y la petroquímica. Por otro lado, la recesión mundial provocó una caída en la demanda exterior de productos, como barcos, maquinarias y herramientas. Al sobrevenir estos cambios, EL GOBIERNO DECIDIÓ DAR UNA NUEVA ORIENTACIÓN A LA INDUSTRIA: ALEJARSE DE LAS QUE TENÍAN FUERTE DEPENDENCIA DE LAS MATERIAS PRIMAS IMPORTADAS Y ACERCARSE, SOBRE TODO MEDIANTE INNOVACIONES TECNOLÓGICAS, A LAS QUE REFLEJARAN VALORES MAS ALTOS Y MAS NUEVOS. En ésta categoría se incluía la industria automovilística, en 1980 Japón producía más coches que EEUU. A su vez, la industria informática cobró un gran auge. El cambio de relación entre importaciones y exportaciones había puesto la balanza comercial japonesa con un saldo positivo durante veinte años. Esto permitio salidas sustanciales de capital a largo plazo, que al cabo de algunos años convirtieron a Japón en uno de los principales países acreedores del mundo. A fines de 1987 las inversiones directas japonesas en el extranjero habían alcanzado los veintitrés billones de dólares.

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