sábado, 29 de octubre de 2005

Asia: los secretos del éxito

Japón, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Tailandia, Malasia, Singapur e Indonesia, son ocho países que se han subido al podio de los triunfadores. En conjunto, forman un caso único en la historia de la economía mundial. Nunca un grupo de países había crecido tanto en una sola generación: una media anual del 5,5% entre 1960 y 1990. Lo cual supone un crecimiento el doble de rápido que el del resto de Asia del Este, el triple que Latinoamérica y cinco veces más que el África subsahariana. No sólo han crecido muy rápido, sino que también han logrado repartir bastante equitativamente los dividendos del desarrollo. De modo que las desigualdades de renta han ido a menos y el porcentaje de gente que vive bajo el nivel de pobreza se ha reducido mucho. Por ejemplo, en Taiwán la renta del 20% de hogares más ricos es cinco veces más elevada que la del 20% más pobre, y en Corea es ocho veces mayor. En comparación, la misma proporción en países latinoamericanos es de 20 a 1. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Todos tienen algo en común: el intervensionismo estatal en la economía, el activismo estatal en la orientación económica: desde un dirigismo más acentuado en Japón o Corea, hasta un modelo más liberal (o de dirigismo mas atenuado) en Indonesia o Tailandia. Pero el intervencionismo no explica por si solo todo. El intervencionismo ha sido la regla en otros países en desarrollo y ha llevado al desastre. EN EL CASO DE ASIA DEL ESTE LO QUE SE PRODUJO DE UNA ESTRECHA Y EXITOSA COOPERACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LOS GRUPOS INDUSTRIALES. Hay otros importantes puntos en común. En primer lugar, un control correcto de la estabilidad macroeconómica: baja inflación (una media del 8% en los últimos 30 años contra un 200% en América Latina), déficit público contenido, deuda exterior moderada. La política monetaria ha procurado mantener unas TASAS DE INTERÉS BAJAS, pero a la vez positivas para recompensar a los ahorradores. Esta estrategia creó un clima favorable para altos niveles de inversión y de ahorro. Así, durante las dos últimas décadas, la parte del PIB dedicada a la inversión del sector privado ha sido casi el doble que en otros países en desarrollo. Si la intervención estatal ha resultado aquí benéfica ha sido porque, a diferencia de lo ocurrido en otros países, se ha mantenido dentro de unos límites financieros rigurosos. Otra característica común, es que estos países han invertido en educación. Y los esfuerzos preferentemente se han concentrado en la enseñanza primaria y secundaria, además de la universitaria. Por ejemplo, Indonesia ha dedicado a la enseñanza básica el 90% de su presupuesto de educación, y Corea y Tailandia, el 80%. A diferencia de Venezuela donde, por poner un caso, a estos niveles se les dedica en torno al 30% del presupuesto educativo. Esta prioridad en el gasto les ha permitido contar con unos trabajadores y profesionales bien formados. Otros rasgo familiar de este grupo de países es que han orientado sus economías hacia la exportación. Mediante la adquisición de tecnologías extranjeras han logrado abrirse paso en el comercio internacional. Ciertamente, no sin el apoyo estatal, manifestado especialmente en las SUBVENCIONES A LA EXPORTACIÓN, LOS CRÉDITOS DIRIGIDOS A EMPRESAS SELECCIONADAS Y UN TIPO DE CAMBIO QUE HACE SUS PRECIOS MÁS COMPETITIVOS. A la vez, protegen su mercado doméstico con aranceles y otras barreras técnicas hasta que sus industrias estén bien implantadas. También es importante destacar el hecho de contar con una burocracia más competente y relativamente menos afectada por la corrupción que les ha dado una ventaja sobre otros países en desarrollo. ¿Este modelo se les puede copiar?. No es fácil. El mundo ha cambiado en los últimos treinta años. En el actual mercado global y sin control de capitales, ya no es tan fácil mantener unas tasas de interés bajas sin el riesgo de que los capitales huyan hacia sitios más remuneradores. Por otro lado, los países en desarrollo que quieren exportar a los países industrializados se encuentran cada vez más con que estos avivados les exigen un acceso recíproco a sus mercados nacionales. Los asiáticos parecen haberse aprovechado de la guardia baja de los países industriales, estos estaban (y están obsesionados) por proteger su producción agrícola, a la que subsidian y protegen, pero se sentían tan fuertes en lo industrial que nunca pensaron que podían ser derrotados en este campo, entonces no se cuidaban tanto de cerrar sus economías a los productos industriales, ahora parecen estar asustados y son industrialmente mas agresivos, tan agresivos como son con los productos agrícolas. Es decir que, ahora, en nombre del libre comercio son mas proteccionistas que nunca.

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