sábado, 24 de septiembre de 2005

La declinación argentina

En las últimas décadas la política económica se fundamentó en la Argentina sobre un mismo modelo, que no presentó cambios significativos en el tiempo. Es indudable que la política económica no es, para nada, neutral. Fundamentalmente legitima y viabiliza negocios, determinando el entramado de ganadores y perdedores que engendra toda economía. Por eso, la persistencia de un mismo discurso económico no conforma un error sino, por lo contrario, señala el mantenimiento de un mismo conjunto de intereses, la persistencia de una misma estructura de poder y de un similar entramado de intereses locales y externos. Durante el último quinquenio la evolución de la economía argentina fue notoriamente contrastante frente a la performance de las naciones industrializadas y también a la de numerosos vecinos: mientras todas sus economías crecieron, la Argentina registró un profundo retroceso. Es indudable que ese contraste frente a muchas otras economías indica que mientras el mundo crecía, la economía argentina se rezagaba. Las conclusiones que se pueden extraer de ese contrapunto son tajantes: si todas las economías operaron en un mismo contexto macroeconómico, y si todas las naciones ricas y también sus vecinos crecieron en ese entorno al tiempo que la Argentina se empobrecía y rezagaba, es notorio que en la última década el mundo económico externo no influencio en contra de la economía argentina. Por eso lo externo no puede ser culpado como un factor causal de determinante del retroceso argentino, los culpables están aquí adentro y son los liberales que impusieron la política que nos llevo al desastre. Difícilmente pueda demostrarse que los recursos naturales existentes de la Argentina se tornaron obsoletos, volviéndose menos ventajosos frente los poseídos por las otras naciones, las que crecieron. También es posible demostrar, sin ninguna duda, que el sendero tecnológico de la última década, y aun de las anteriores, no sesgó en contra de la dotación de recursos físicos y humanos de la Argentina. Al contrario, se cristalizaron cambios tecnológicos que fueron compatibles con la disponibilidad de recursos de la Argentina. El avance tecnológico en el agro motivó, por ejemplo, un salto en los rindes y en los niveles de producción de la pampa que facultaron una notoria expansión de las producciones agropecuarias. La Argentina continuó, sin duda, siendo un país rico en su dotación de recursos naturales, manteniéndolos e incluso potenciándolos desde el cambio tecnológico. La Argentina tampoco registró catástrofes naturales o represalias por acciones de guerra que motivaran la destrucción de su infraestructura o de sus recursos naturales y menos aún fragmentaciones de su territorio. Si la base material, los senderos tecnológicos o la macroeconomía externa no son entonces las causales explicativas de los extendidos años de depresión que cuenta la Argentina, las razones, es indudable, son otras y, por simple derivación, deben rastrearse internamente. Las causas de esta declinación son internas y se deben a las políticas económicas aplicadas localmente por los liberales a partir de 1976. ¿Cuáles son los ejes de la política económica que motivaron la declinación? Pueden ser singularizados seis ejes, expresados en propuestas e instrumentos económicos, que dominaron el discurso legitimador de esa infames políticas económicas: 1. se privilegió el capital financiero por encima de los recursos productivos; 2. se asumió un modelo promotor de la reducción del gasto público y de la eliminación de todo déficit fiscal, 3. se implementó el desmantelamiento de las estructuras administrativas y productivas del estado; 4. se desvalorizó el concepto de moneda hasta descalificar incluso su emisión.

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