miércoles, 21 de septiembre de 2005

El gigante despierto

La capacidad de China de crear riqueza de manera sostenible se debe a la competitividad de su economía, y ésta depende de su industria de base y de la competitividad de sus firmas. Por ahora, la expansión internacional se ha basado en la explotación conjunta del mercado interior mediante fórmulas de COOPERACIÓN EMPRESARIAL CON SOCIOS EXTRANJEROS –aprovechándose del aluvión de inversión directa extranjera (IDE)– y en la exportación de bienes de consumo de fabricación propia. El reto pendiente es la salida al exterior a través de inversiones directas fuera del país. El desembarco internacional ha comenzado. Las firmas chinas desplegaron ya en 2004 una intensa actividad en el extranjero. Por ejemplo, Shanghai Baosteel Group, el principal grupo siderúrgico, anunció la inversión más grande realizada fuera del país por una empresa china. Baosteel constituirá una sociedad mixta en Brasil junto con la Companhia Vale do Rio Doce por valor de 1.500 millones de dólares. El mayor fabricante de automóviles, Shanghai Automotive Industry Corporation ha firmado un acuerdo para adquirir una participación mayoritaria en el fabricante coreano Ssangyong por unos 550 millones de dólares. Tianshi Group International, la empresa privada más grande de China estudia instalar en Argentina su primera planta industrial fuera de China para convertir al país en la sede regional de operaciones para Sudamérica y Centroamérica. Tianshi Group International es una empresa productora de nutrientes en base a hierbas fundada en 1995. El décimo plan quinquenal del Gobierno de Pekín (2001-2005) respalda de forma explícita la internacionalización de sus principales empresas. En una economía marcada por cuatro décadas de planificación e intervencionismo, no es de extrañar que las multinacionales emergentes sean en su mayoría monopolios o semimonopolios públicos. Estos grandes consorcios, como Baosteel en el sector de la siderurgia, Sinopec en hidrocarburos y China Mobile en telecomunicaciones, mantienen una posición privilegiada en el mercado interno en sectores donde el tamaño es un factor determinante. A estas empresas estatales con aspiraciones globales se les unen empresas de capital mixto como Haier, líder nacional en electrodomésticos; Huawei, líder en equipos de telecomunicaciones, y TCL, el mayor fabricante de televisores del mundo. Son SOCIEDADES SEMIPÚBLICAS PARTICIPADAS POR GOBIERNOS LOCALES E INVERSORES PRIVADOS, lideradas por emprendedores y no por burócratas. Grupos como TCL, Ningbo Bird, el principal fabricante chino de teléfonos móviles y Lenovo, el mayor fabricante de ordenadores personales en Asia, compiten intensamente entre sí y contra sus adversarios multinacionales. El objetivo prioritario de las 50 principales empresas chinas a la hora de "saltar la Gran Muralla" es la búsqueda de nuevos mercados. El hecho de que las firmas chinas más competitivas sean semipúblicas, gestionadas por profesionales de la administración empresarial, es un dato revelador. La política industrial y el programa de reestructuración del sector público han facilitado la creación de grandes grupos empresariales capaces de desenvolverse en el extranjero. Hoy estas empresas sólo son cachorros, pero con el tiempo se convertirán en tigres hambrientos cuyo rugir se sentirá alrededor del planeta. China ha seguido el clásico camino de toda nación que se industrializa con éxito y habría llegado a la etapa 5:
1.protección
2.industrialización
3.llegada de masivas inversiones extranjeras atraídas por la industrialización
4.capacidad de exportación generada por el crecimiento de las industrias
5.realización de inversiones industriales directas fuera del país

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