viernes, 29 de julio de 2005

FMI: modus operandi

La crisis financiera asiática de 1997 fue desencadenada por una apertura de los mercados de capital que llevó a un rápido ingreso de fondos del exterior. Esto fue promovido a la fuerza por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a pesar de que los países afectados tenían elevadas tasas de ahorro nacional y no precisaban necesariamente aumentar sus empréstitos externos. Se produjo, entonces, un rápido ingreso de fondos especulativos en esos países. De repente, esos fondos se fugaron y provocaron el derrumbe de las monedas locales y desencadenó el pánico financiero. Washington intervino de variadas maneras que ayudaron a transformar la crisis en una grave depresión económica regional. En primer lugar, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos convenció a Japón para que abandonara la propuesta de crear un fondo monetario asiático que habría suministrado como mínimo 100.000 millones de dólares para estabilizar las monedas antes de que cayeran en picada. En segundo lugar, el FMI impuso una austeridad fiscal y monetaria innecesaria en las economías golpeadas por la crisis, con tasas de interés que llegaron al 80 por ciento en Indonesia. El resultado fue desastroso, las economías de Indonesia y Tailandia se derrumbaron. La crisis asiática se esparció primero a Rusia y luego a Brasil. Una vez más, la intervención del FMI incrementó el daño. Tanto en Rusia como en Brasil, la organización insistió en mantener tipos de cambio sobrevaluados, apuntalándolos con enormes préstamos y altas tasas de interés.
El único argumento esgrimido por el FMI para mantener los tipos de cambio sobrevaluados fue que un colapso desencadenaría la hiperinflación. Pero la hiperinflación nunca ocurrió; y ambas economías respondieron muy positivamente a las devaluaciones de la moneda. Este escenario se repitió en la Argentina, que había acumulado una montaña de deudas para mantener su tipo de cambio fijo a lo largo de los cuatro años de recesión, la triplicación de las tasas de interés y un fenomenal paquete de préstamos del FMI por 40.000 millones de dólares concedido en diciembre de 2000. Rusia perdió casi la mitad de su ingreso nacional en unos pocos años después de adoptar el recomendado programa de "terapia de choque" en 1992. Si bien el FMI ha intentado negarlo, Rusia realmente siguió su programa, incluso la supresión inmediata del control de precios (que provocó una inflación de 520 por ciento en tres meses) y la rápida privatización de la industria. El gobierno incluso cumplió la mayor parte de los objetivos fiscales y monetarios del FMI, por lo menos hasta que la economía se derrumbó a tal punto que el trueque se convirtió en el medio de intercambio preferido. El resultado fue un país recientemente subdesarrollado con un ingreso por habitante menor al de México. Históricamente ha habido varias vías para el desarrollo, pero ninguna se asemeja a la colección de políticas que Washington endosa actualmente a los países en desarrollo. Los países recientemente industrializados utilizaron diversas combinaciones de POLÍTICA INDUSTRIAL Y PLANIFICACIÓN, INDUSTRIAS DE PROPIEDAD ESTATAL, AMPLIOS CONTROLES A LOS SUBSIDIOS Y TIPOS CAMBIARIOS, ARANCELES Y RESTRICCIONES A LAS IMPORTACIONES PARA LLEGAR AL PUNTO EN EL QUE SUS INDUSTRIAS Y EMPRESAS PUDIERON SER COMPETITIVAS A ESCALA INTERNACIONAL. En varios aspectos, esas estrategias fueron similares a las de los países de altos ingresos que llegaron antes. Estados Unidos tuvo un pesado arancel promedio de 44 por ciento en bienes manufacturados en 1913. Los países ricos a través del FMI han prohibido las estrategias de desarrollo con probabilidades de éxito y las han sustituido por una adhesión rígida a la teoría de la ventaja comparativa. La liberalización del comercio ha seguido históricamente al desarrollo, pero este desarrollo se produce cuando la liberalización coincide con el momento en que las economías nacionales han logrado ser competitivas a nivel internacional. Los "globalizados" favoritos del Banco Mundial parecen ser tres países cuyo crecimiento se ha acelerado en los últimos 20 años: China, India y Vietnam. Pero China e India tienen dos de los mercados nacionales del mundo más protegidos. China no tiene siquiera una moneda convertible, e India conserva estrictos controles de capital. También Vietnam, donde la mayoría de la inversión en los últimos años ha sido asumida por el Estado.

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