domingo, 15 de mayo de 2005

La caida del dolar

En USA el empleo está creciendo; la inflación se mantiene baja; la Bolsa de Valores está a la alza, y la inversión comercial es impresionante. Pero más allá de todos los indicadores optimistas se esconde un problema. El dólar. El dólar ha estado a la baja con respecto a varias divisas. El dólar ha caído 38 por ciento con respecto al euro, 23 por ciento contra el yen y 25 por ciento contra el dólar canadiense. Y la mayoría de los economistas esperan que esta tendencia continúe. Durante 15 años la economía estadounidense ha sido el motor de la economía mundial a través de un creciente comercio y déficit de cuenta corriente. Las economías de otros países se benefician al enviar sus mercancías a los ávidos compradores estadounidenses, y a su vez, USA envía al extranjero enormes cantidades de dólares para pagar esas mercancías. EL PROBLEMA ES QUE AHORA HAY MÁS DÓLARES DE LOS QUE LOS EXTRANJEROS QUIEREN TENER. Si hay una sobreoferta de algo los precios bajan. Así que cuando los dólares sobrantes se venden en euros, yens o libras esterlinas, el valor del dólar se reduce en comparación con el de esas divisas. Con las ganancias obtenidas de la exportación, los extranjeros han comprado grandes cantidades de acciones, bonos y otras inversiones estadounidenses. ¿Que pasaria si la caída del dólar provocara pánico?. Los extranjeros venderían sus acciones y bonos estadounidenses, provocando la caída de esos mercados y produciendo enormes pérdidas. La confianza de los consumidores y de los negocios se vendría abajo; ello podría provocar una recesión en USA. Muchos otros países dependen de los déficits comerciales estadounidenses para su propio crecimiento económico. El superávit de estos países es imágen de espejo del déficit estadounidenses. Es una realidad que muchos países tienen interés en un déficit comercial grande y crónico en EE UU. Ha sido en provecho de la mayoría de los estadounidenses ser inundados con importaciones baratas. Pero esto podría mantenerse mientras extranjeros inviertan voluntariamente los superávits de sus ganancias de exportaciones en dólares. Nada garantiza que esto pasará, porque los exportadores e inversionistas extranjeros no son necesariamente las mismas personas. Los países asiáticos, y particularmente China, necesitan crear millones de empleos para lograr la estabilidad política y social. China también desea atraer inversión extranjera a sus fábricas, porque eso trae nuevas tecnologías y habilidades de dirección comprobadas. La mejor manera de hacer esto es seguir siendo un gran exportador con una divisa barata. Para impedir que sus divisas aumenten con respecto al dólar, los países asiáticos comprarán tantos dólares de superávit como sea necesario. Y los estadounidenses logran un buen trato: ENVÍAN A LOS EXTRANJEROS PEDAZOS DE PAPEL —DIGAMOS, BONOS DE LA TESORERÍA— Y OBTIENEN A CAMBIO AUTOMÓVILES, ROPA Y CHIPS PARA COMPUTADORA. El problema es que a demasiados países se les exige sostener a USA. Aun si los asiáticos compran dólares, otros bancos centrales gubernamentales podrían vender. O simplemente podrían dejar de comprar más dólares. Los inversionistas privados también podrían abandonar al dólar. Si el problema actual del dólar empeora, es casi seguro que habrá una reacción negativa por parte de otros países. De hecho, los europeos se sienten violentados, pues —con la mayoría de las divisas asiáticas atadas al dólar— el euro ha absorbido la mayor parte del sentimiento anti dólar. Las personas que quieren vender dólares compran euros; un euro más caro debilita la competitividad de las exportaciones de los países de Europa y amenaza con retardar aun más el crecimiento económico.

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