sábado, 26 de febrero de 2005

Los usureros rechinan los dientes

Default que nunca fue total. Los organismos internacionales, señalados como corresponsables de la crisis por impulsar y sostener las políticas de los ’90, nunca dejaron de cobrar. ¿Cómo queda la deuda? Una de las paradojas que dejará la salida del default es que la nueva deuda medida en dólares, con el supuesto de una adhesión global del 80 por ciento, quedará en los mismos niveles que en diciembre de 2001, esto es, alrededor de 140 mil millones de dólares. El sostenimiento del régimen de convertibilidad demandó el ingreso de ingentes cantidades de capital, vía privatizaciones primero y endeudamiento después. Finalmente, el endeudamiento fue tan significativo que, incluso con una reestructuración exitosa con una quita record de 50.000 millones de dólares, los pasivos públicos se mantiene en los mismos niveles que antes de la crisis. No hay duda que el FMI no está contento con el éxito de la “solución argentina”. El temor es que el mal ejemplo se propague a otros países con dificultades en su deuda. Para el sistema financiero internacional una quita de 50.000 millones es un mal precedente. Pero, aunque a regañadientes, al FMI no le queda otra alternativa que asumir la realidad. Obviamente el FMI exigirá duramente y en medio de sombrías amenazas “alguna solución” para los que quedaron fuera de la reestructuración. Este punto se convertirá en el principal factor de conflicto de la relación.

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