martes, 18 de enero de 2005

Quiénes son y cómo viven los más ricos de América latina

Entre las 500 mayores fortunas del mundo, según la revista Forbes, figuran las de 25 latinoamericanos. La mayoría son mexicanos. También hay un argentino. Todos tienen más de US$ 1.000 millones. Son dueños de fortunas superiores a los mil millones de dólares. Manejan desde el petróleo, la minería y los medios de comunicación hasta los alimentos, las bebidas, el cemento, la telefonía y el comercio minorista, entre otros rubros. Y aunque le escapen al ojo común, camuflados entre vidrios polarizados y guardaespaldas, dominan la vida cotidiana de millones de personas. Son los 25 hombres más ricos de America latina, miembros del ese exclusivo club de las 500 personas más acaudaladas del mundo que la revista Forbes compone cada año.En esa nómina, la revista de negocios incluyó en el 2004 a once millonarios de México, seis de Brasil, tres de Chile, dos de Venezuela, dos de Colombia y uno de Argentina.Algunos heredaron los exitosos negocios de sus padres y abuelos inmigrantes, y luego hicieron su parte por agigantar las incipientes fortunas familiares. Y sin dudas la estrella más visible de esta constelación de poderosos es el mexicano Carlos Slim, a quien la prensa ha calificado como la persona más poderosa de su país.Sus compañías, como Telmex y Telcel, representan casi la mitad del mercado bursátil mexicano. Y su patrimonio asciende a US$ 13.900 millones y con esa cantidad se ganó en 2004 el puesto 17 de la lista de Forbes.Lo siguen los brasileños Joseph y Moisés Safra con 4.700 millones de dólares. Estos hermanos son dueños del Banco Safra de Brasil, controlan entidades financieras en Israel, Europa y EE.UU. y manejan Aracruz Celulosa, la mayor productora de celulosa blanqueada de eucalipto del país.Unos cien millones de dólares separan a los Safra del magnate venezolano Gustavo Cisneros, dueño de una fortuna de 4.600 millones de dólares que comenzó a gestarse mediante un servicio de autobuses en Caracas y que en la actualidad se centra en las comunicaciones, incluyendo las emisoras Venevisión de Venezuela y Univisión de EE.UU., así como canales nacionales en Chile y Colombia.Hay otro venezolano: Lorenzo Mendoza con 4.100 millones. Se hizo fuerte produciendo bebidas y alimentos. Lo sigue el mexicano Jerónimo Arango, que a sus 79 años cuenta con US$ 4.000 millones y dirige el grupo Cifra, ahora conocido como Walmart de México y especializado en la venta minorista.Andrónico Luksic, de Chile, controla un grupo de 3.400 millones de dólares que incluye a la minera Antofagasta, la compañía de cobre más grande del mundo, y el mexicano Lorenzo Zambrano (3.100 millones) es nieto del fundador de Cemex, la exitosa cementera mexicana que llevó sus negocios a EE.UU., Europa, América Latina, Asia y Africa.En el puesto 16 de los 25 magnates latinoamericanos figura el argentino Gregorio Perez Companc, con US$ 1.600 millones.Los mexicanos son mayoría en la lista. Figuran Alfredo Harp Helu, ex dueño de Banamex, y Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, ambos con una fortuna de US$ 1.800 millones.Los millones en los que nadan los multimillonarios de América latina (la región más desigual del mundo en distribución de la riqueza, donde el 20% de la población se queda con el 60% de los ingresos) pueden llamar al engaño si se cree que ese bienestar los invita a relajarse y gozar sin más ni más. Salvo los que ya han relegado la conducción de las empresas en sus hijos, aquellos que siguen buscando la ampliación de sus negocios jamás se relajan por más de unas horas. Pero el tiempo dedicado a los negocios no los priva de darse gustos en terrenos como el deporte, el arte o la filantropía. Gregorio Perez Companc ha construido viviendas, un hospital, una iglesia, cinco escuelas y hasta un zoológico.Ahora, cuando de ostentar riqueza se trata, nadie le gana a los brasileños. El empresario Fernando de Arruda Botelho, vicepresidente de una de las mayores constructoras de Brasil, festejó en junio pasado sus 56 años con una fiesta para 8.500 invitados que llegaron a su estancia en 300 aviones.Reflejo del consumo VIP brasileño es San Pablo, una ciudad que es hogar de 10.000 mendigos y además de templo de bienes de lujo para millonarios.Consumidores de marcas como Armani, Versace, Tiffany y Louis Vuitton, los magnates paulistas son un grupo pequeño en una sociedad pobre: representan entre 5.000 a 20.000 adinerados en una población de 18 millones.Pero el lujo tiene su precio. La inseguridad en las calles latinoamericanas, tal vez la contracara de la concentración de riqueza, obliga a los más acaudalados empresarios del continente a cuidar bien sus espaldas.

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