1. Se trata de un parche temporal
El acuerdo contempla una reducción del déficit en al menos 2,5 billones de dólares durante los próximos diez años. Pero se establecerá en dos fases. En la primera, se impone inmediatamente un recorte del déficit por valor de 1 billón de dólares, a lo largo de una década en gastos domésticos no imprescindibles. No especifica qué programas se reducirán. Posteriormente, un nuevo comité bipartidista en el Congreso se encargará de presentar, antes de noviembre, un plan que reduzca el déficit en 1,5 billones adicionales. Por tanto, de momento quedan sin respuesta las preguntas más complicadas: qué tamaño debe tener el gobierno, cómo combinar el aumento de impuestos y el recorte en los gastos o la mejor manera de sostener el crecimiento económico. Todo aún está todo sobre la mesa. La comisión bipartidista tendrá que decidir, a finales de año, recortes suplementarios en torno a los 2 billones de dólares. Los congresistas tendrán entonces que volver a negociar el aumento de impuestos que quieren los demócratas y los mayores recortes que piden los republicanos. Hay una gran probabilidad de que en noviembre no logren un nuevo pacto, aunque hoy firmen un acuerdo.
2. Las agencias de calificación de riesgo mantienen su amenaza
Otro punto de incertidumbre es cómo responderán las agencias de calificación al acuerdo. Sigue existiendo la posibilidad de que Estados Unidos pueda perder la calificación triple A de su deuda, lo que aumentaría los costes de financiación. Si en noviembre no hay un pacto y por tanto no se logra un acuerdo para reducir más el déficit, el paquete legislativo sólo incluirá ahorros por 2,2 billones de dólares, la mitad de lo que las agencias exigen para mantener la calificación crediticia de triple A.
3. La debilidad económica de Estados Unidos
Numerosos economistas consideran que la perspectiva de más recortes es lo último que necesita la economía estadounidense en estos momentos. La semana pasada se conoció que la economía americana creció sólo un 0,41% en los primeros tres meses del año y un 1,3% en el segundo trimestre. El sector manufacturero, por su parte, registró en el mes de julio su ritmo de expansión más débil en dos años, 50,9 puntos frente a los 55,3 de junio. El ritmo de crecimiento tan lento se debe, en parte, a los recortes que ya han puesto en marcha los gobiernos estatales y locales y ahora, con el nuevo acuerdo, también pondrá en marcha el gobierno federal.
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