Piñera ha tratado de aplacar el descontento estudiantil, que concentra los reclamos de la mayoría los sectores sociales chilenos, mediante el incremento de subsidios, ayudas y hasta cambios en el gabinete. Y por mas que promete inyectar una gigantesca cantidad de recursos públicos siguen las protestas. No entiende que la gente no está pidiendo mayor cobertura, o más recursos, lo que quiere es un cambio en el modelo. Que haya un rol público más potente. No quiere más becas o subsidios, está pidiendo la gratuidad de la educación. Y hay disconformidad no sólo con el actual gobierno, sino tambien con la oposición. La aceptación de Piñera se ha desplomado, también lo ha hecho la popularidad de la Concertación, la coalición que antes del actual presidente llevó las riendas del país por 20 años desde que el gobernante de facto Augusto Pinochet dejara el poder. En Chile, la oposición también es parte del problema. El paro de este miércoles y jueves fue convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pero se adhirieron las principales agrupaciones laborales del país, como trabajadores del cobre y funcionarios públicos, además de los estudiantes que llevan meses de protestas. El reclamo estudiantil -"educación sin lucro"- es un ejemplo de las profundas críticas que hay sobre el modelo liberal político y económico de Chile, en el que el Estado tiene un rol mínimo y la estructura jurídica favorece ampliamente a la empresa privada. En educación superior, por ejemplo, la liberalización se refleja en la ausencia de inversión pública en las universidades chilenas que actualmente dependen de los ingresos por matrícula de estudiantes. De las naciones más ricas del planeta, sólo Estados Unidos supera a Chile como el país en donde las familias deben desembolsar más dinero para sufragar la educación. En ninguna parte del mundo pueden las universidades sobrevivir, y dar una educación de calidad, sin la inyección de recursos del Estado. Chile, que presume de tener una economia pujante, tiene niveles de desigualdad similares al de los países más pobres. Los aportes de las familias chilenas financian en un 40% el sector de salud, mientras que en los países de la OCDE el promedio es de 19%. En Chile el problema es estructural, no es de educación, de salud o vivienda. El cuestionamiento de la sociedad civil se centra en el modelo económico y político. Para revisar estas cuestiones de fondo que está reclamando la sociedad civil el gobierno deberá recurrir a una modificación constitucional mediante plebiscito, a una asamblea constituyente o al establecimiento de medidas que permitan una mayor presencia del Estado en la estructura del país. En Chile se requiere, de forma urgente, una reforma tributaria que permita al poder público obtener más ingresos. Y un objetivo prioritario de una reforma tributaria es el pulmón fiscal del país: la industria del cobre. Las empresas internacionales que extraen, exportan y lucran con el mineral chileno pagan en promedio 5% de sus ganancias en impuestos al Tesoro. En el último año las empresas extranjeras de cobre ganaron US$34.000 millones, lo que hubiese servido para ocho años de educación gratuita para los chilenos.
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2 comentarios:
Lo que está estallando en Chile es lo que la Concertación (la versión chilena del Frente Amplio Progresista argentino) le dejó a Piñera.
este es el modelito que nos quiere vender la derecha desde hace años, hasta hace pocos días el procesado contrabandista Macri citaba a Chile como el ejemplo a seguir, juajuajua, será huevón el tío....jua jua jua
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