Angela Merkel y Nicolás Sarkozy (los capanga de Europa) han resuelto proponer en Bruselas un comando económico franco-alemán para toda la región, que excluye a Gran Bretaña, Suecia y Noruega porque quedaron fuera del euro. Para salir de una crisis económica originada en el dominio de las finanzas sobre la producción se hace necesario quemar enormes sumas de capital especulativo para volver a una relación proporcional saludable entre los recursos del crédito y los de la industria. Hoy la proporción es de 20 a 1. No debería ser superior a 3 ó 4 a 1, a lo sumo. Esto determina el tamaño de la pira que la Merkel y el Sarkozy se proponen encender. Dicho de otro modo, habrá un enorme pagadiós que los susodichos se proponen organizar, conducir y vigilar. Los principales bancos serán las primeras victimas de ese incendio, pero no las únicas, ya que los países endeudados también pagarán. Lo harán de tres maneras distintas y complementarias. Pagarán, en primer término, con los recursos del estado de bienestar, ese sistema de beneficios generalizados que las burguesías europeas instrumentaron para frenar el avance soviético después de la Segunda Guerra Mundial (hoy innecesario, porque el capitalismo ya no le tiene miedo al socialismo), y cuya expresión política fue la socialdemocracia (hoy en retirada). En segundo lugar pagarán con una oleada de privatizaciones, extremo que los argentinos conocen bien. El presidente del Banco Central Europeo no se anduvo con eufemismos: “Excepto el Partenón y la Acrópolis, Grecia deberá privatizar todos sus activos estatales”, entre otros unas 800 islas en el Egeo. Y finalmente los países deudores pagarán con la reducción o la retirada de inversiones extranjeras, consecuencia de la inevitable sequía de recursos. Aunque no son deudores o tienen deudas controladas, los países que conforman el BRIC (Brasil, Rusia, China e India) y en menor medida el Mercosur y Australia también sufrirán porque perderán mercados e inversiones, aunque todavía es temprano para saber en qué medida. Antes o después Estados Unidos también deberá quemar capitales para salvar al capitalismo, y en una proporción parecida. Incluso, para prever futuras burbujas financieras que repitan el ciclo vicioso, algunos ya proponen volver al patrón oro, la única defensa efectiva frente a la emisión descontrolada, esa carrera que terminó conduciendo al 20 a 1. Pero ni aún el patrón oro salvó al capitalismo de la devastadora crisis de 1929, que fue muy diferente de la actual y por eso amerita una explicación aparte. En los 70’ se produjo el último gran colapso anterior a este, el del petróleo. Unos años antes los enormes gastos provocados por la guerra de Vietnam habían obligado al ex presidente estadounidense Richard Nixon a abandonar el patrón oro. Desde entonces fue el poder militar norteamericano el único garante del dólar. Cuatro décadas después (y unas cuantas guerras mediante) se ven los resultados de aquella decisión. Por el momento China e India están acumulando en oro. Gran Bretaña lo viene haciendo desde siempre y Estados Unidos inició el mismo camino, porque en última instancia los billetes, ya sabemos, son papel pintado. Por eso la onza troy ya superó la barrera de los 1.850 dólares y sigue subiendo, en detrimento del precio del petróleo, que la crisis ha desplazado como inversión a futuro. Uno de los problemas para países productores de commodities como Argentina es que en algún momento los precios de los granos también se ajustarán a la baja.
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1 comentario:
el problema es que si baja la soja, si bajan las exportaciones, si la industria se hunde, si la inflacion sube, si la crisis llega, volverían los neoliberales al poder para hacer ajustes, acabar con el estado, bajar los sueldos, echar la gente a la calle y beneficiar única y exclusivamente a los ricos, al mercado, a los financistas, los argentinos no están hechos para aguantar nada y se dan vuelta como una tortilla en el aire, y apoyarían otra vez a los liberales
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