jueves, 11 de agosto de 2011

En Europa todos piensan en Argentina aunque no lo digan en voz alta

Con la crisis fiscal y bursátil estadounidense todavía al rojo vivo tras la degradación de su deuda soberana, la Unión Europea (UE) volvió a convertirse en el epicentro del huracán financiero que azota al Primer Mundo. La bolsa de París tuvo una caída récord del 5,4% mientras el segundo banco de Francia, Societé Générale, sufrió una corrida por la que perdió una quinta parte de su valor bursátil en medio de rumores de que sus ganancias caerán por la enorme cantidad de bonos de la deuda griega e italiana que acumula en sus arcas. Bajo presión y para satisfacer a los inversores, Sarkozy anunció un endurecimiento del ajuste que ya había proyectado para eliminar su déficit. Y el gobierno de Italia, además de avisar que también recortará gastos, llamó a un “pacto social” para flexibilizar derechos laborales con la venia de los gremios. Desde Alemania crece la presión para que los socios “indeseables” -como Grecia o la propia Italia- abandonen el euro y no lo hundan con ellos. Como lo había hecho dos días antes el inglés David Cameron por las revueltas populares contra su policía, Sarkozy debió interrumpir sus vacaciones en la Riviera para atender el incendio de sus finanzas. Tras reunirse con él y el resto del gabinete, la ministra de Presupuesto, Valérie Pécresse, anunció que suprimirá las exenciones fiscales “injustificadas” y “muchas veces ineficientes”, aunque aseguró que “no aumentará impuestos”, en línea con las exigencias de los inversores financieros. Además de la ola de pánico que azotó al Societé Générale, la bolsa francesa cayó víctima de un coletazo de la rebaja de la nota estadounidense por parte de la calificadora Standard and Poor’s, que en el mismo comunicado del viernes sobre Estados Unidos advirtió sobre la fragilidad de las cuentas galas. El resto de las plazas europeas también sufrió la fuga hacia activos más seguros. Si países como Grecia o Italia (o incluso España) decidieran abandonar la moneda única, podrían aliviar la carga de su deuda mediante un default con posterior renegociación y quita. También estarían en condiciones de devaluar y así ajustar sus cuentas externas, al mejor estilo argentino version 2002. Aunque ese escenario eximiría a Alemania de seguir financiando a sus socios en problemas, muchos economistas advierten que también significaría un golpe duro para la confianza de los inversores en el euro, justo cuando el dólar empieza a ver declinar la condición de reserva de valor mundial que nadie le disputó hasta ahora.

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