sábado, 13 de agosto de 2011

El origen de la pesadilla de la que el mundo no puede despertar

La pesadilla comenzó en abril de 1947, a las faldas del Mont Pèlerin, en los Alpes Suizos, donde se reunió una pandilla de extremistas, acaudillados por Hayek y Friedman, para sentar las bases ideológicas de la destrucción del aparato estatal que con la revolución del economista británico John Maynard Keynes había cobrado un nuevo ímpetu en el liderazgo del desempeño económico. A Hayek le molestaba la presencia del keynesianismo por su posibilidad de llegar a establecer y legitimizar al socialismo. Su crítica a la planificación del Estado era frontal: para Hayek la planificación del estado “solo puede conducir al caos o al estancamiento”. Esta vehemente reacción teórica y política contra el intervencionismo de Estado y contra el Estado de Bienestar Social, se conoce como el origen del Neoliberalismo, movimiento ideológico que crea y desarrolla modelos de ataque a toda limitación impuesta por el Estado a los mecanismos del mercado. La secta se creó en 1941 con el objetivo de derribar los argumentos de Keynes. Industriales, banqueros y la Fundación Rockefeller financiaron la operación cuyo fin era convertir a una importante generación de intelectuales al credo del liberalismo pregonado por Adam Smith. Se produjo en todo el mundo instituciones que propagaron el liberalismo económico contribuyendo al cambio de políticas en los gobiernos mediante el papel de sus miembros como asesores directos o creadores de políticas internas. Este grupo de fundamentalistas ideológicos se consagró a las divulgación de las tesis neoliberales para combatir el keynesianismo y toda forma de Estado Social y a preparar las bases teóricas de un capitalismo duro y un libre mercado exento de toda regla ética y social. En aquel entonces, las advertencias de los neoliberales sobre los peligros que representa cualquier control del Estado sobre los mercados se vio muy poco creíble. Sin embargo los debates para encontrar mecanismos de regulación social tienen gran repercusión. Hayek y Friedman argumentan que este Estado “igualitario” es destructor de la libertad de los ciudadanos y de la vitalidad de la competencia, dos factores de los cuales depende la prosperidad general. Cabe destacar que Hayek y Friedman ven en la desigualdad un valor positivo, del cual requiere la sociedad para avanzar y crecer. Esto no es otra cosa que la tesis del salvajismo y la selección natural de Spencer, en la cual sólo las especies más idóneas (las clases mas ricas) logran adaptarse y sobrevivir a los cambios. Tenía que pasar un cuarto de siglo para que las tesis de Hayek y Friedman pudieran saltar a la palestra. Y la relación causal fue el genocidio bélico de Vietnam. Tan grande fue el déficit fiscal del gobierno de Nixon por el costo de la guerra, y tanta la liquidez internacional de los países europeos en dólares, que cuando los banqueros centrales de Europa fueron a cambiar los billetes verdes a la Reserva Federal de los EE.UU. por el oro correspondiente (según el acuerdo de Bretton Woods) se encontraron con la sorpresa de que la FED no tenía oro alguno que entregar. Nixon decretó la inconvertibilidad del dólar en oro el 15 de agosto de 1971, en un acto que tuvo consecuencias desastrosas para toda la humanidad. Y la crisis que devino a raíz de la decisión unilateral del gobierno estadounidense desestabilizó los mercados de todo el mundo. Esta situación generó una crisis generalizada y en 1974 provocó una recesión mundial que reventó con la crisis del petróleo. La inflación y el desempleo se dispararon, situación que permitió meter la cuña de Hayek y Friedman al sistema: “los Estados están haciendo mal las cosas, hay que poner Orden, hay sólo una, y sólo una manera de detener la inflación: reducir la oferta monetaria, reducir el gasto, hacer una política de shock”. La espera de casi treinta años de la sociedad de Monte Peregrino de Hayek y Friedman valió la pena. En 1979 Thatcher, en Inglaterra, se compromete públicamente a poner en práctica el programa neoliberal. En 1980 le sigue Reagan, en Estados Unidos, y en 1982 el democratacristiano Kohl en Alemania Federal. Japón, Argentina, México y otros países, adoptaron el modelo a mediados de los 80. ¿Cuáles fueron las realizaciones de los gobiernos neoliberales? Los diferentes modelos siguieron el pie de la letra las recetas para restringir la oferta monetaria, elevar las tasas de interés, reducir drásticamente los impuestos a los ingresos más altos, abolir los controles a los flujos financieros (entrada y salida de divisas), elevar fuertemente la tasa de desempleo (para así aplastar las huelgas y quitar poder a los sindicatos), imponer fuertes recortes a los gastos fiscales y, sobretodo, dieron inicio a un amplio programa de privatizaciones que se constituyó en el proyecto más sistemático y ambicioso de todos los experimentos económicos. Los resultados de la aplicación irrestricta de estas medidas de la hegemonía neoliberal como ideología han llevado al mundo al desastre actual, donde a pesar de la crisis se sigue aplicando salvajemente la receta que la provocó. El único país que se apartó de la ortodoxia es EEUU, que en lugar de restringir la oferta monetaria se ha lanzado a una emisión desenfrenada de dolares, única manera de poder seguir aplicando el resto del recetario. Los mandamientos del egoísmo individualista pregonado por Hayek en las faldas del Monte Peregrino, han rendido sus frutos. El mundo esta en manos de extremistas a los que nadie se atreve a enfrentar. La pesadilla continua.

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