lunes, 25 de julio de 2011

El daño en la confianza ya está hecho

Algo sucedió entre la noche del jueves y este lunes que demócratas y republicanos pasaron de tener un principio de acuerdo a través del plan de La Pandilla de los Seis, hasta los rompimientos e intimidaciones de ayer entre las partes. ¿Qué tenía de malo el plan de Los Seis? Algo básico y muy sencillo para los republicanos: dejaba ver al presidente Barack Obama como el gran negociador que había logrado liderar a su país hacia la solución de una crisis que habría salido cara para todos. Eso fue demasiado para muchos republicanos, que optaron por la vía difícil de encarecer los acuerdos. Pero eso es algo muy irresponsable. Los republicanos amenazan a la Casa Blanca de irse solos en un plan que permita aumentar el techo de la deuda de Estados Unidos si no logran que los demócratas apoyen su visión del problema. Esta posición daría un plan de manufactura cien por ciento republicana que podría ser presentado a los mercados como una salida y a los votantes como un éxito de ellos y solamente de ellos: los republicanos. Falta solo una semana antes de que Estados Unidos esté imposibilitado por ley para hacer frente a sus compromisos crediticios y aun suponiendo que a estas horas o durante el transcurso de hoy se pueda dar un acuerdo que permita elevar el techo del endeudamiento, aunque sea de manera temporal, lo cierto es que el daño en la confianza ya está hecho. Por eso, las agencias de calificación advierten que, aunque se llegue a un acuerdo, es muy probable que se rebaje el rating de Estados Unidos. Haber llegado al límite de las deudas en Estados Unidos implica que tienen problemas estructurales que hoy, con estas soluciones aceleradas, no se están atendiendo. No se trata de poder pagar el próximo lunes lo que deben, sino de dejar en claro que no seguirán con este tipo de incertidumbres durante los años por venir. Ese tipo de comportamiento no puede ser premiado más por un entorno financiero al que no le gustan los sobresaltos. Por eso es que, independientemente de que no se incumpla con los pagos, una degradación en la calificación crediticia estadounidense es casi inevitable. El rompimiento de las negociaciones, hablar de últimas ofertas, amenazar con irse solos sin acuerdo bipartidista, la desesperación de los funcionarios de la Casa Blanca, en resumen todas estas expresiones de comportamiento irresponsable e irracional ya han dejado en el mercado una desconfianza que no se puede borrar fácilmente con solo elevar el techo de la deuda.

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