martes, 28 de diciembre de 2010

La lucha de clases en EEUU

Estados Unidos está en curso de colisión consigo mismo. El acuerdo alcanzado este mes entre Obama y los republicanos en el Congreso para extender los recortes fiscales iniciados hace una década por Bush está siendo saludado como el comienzo de un nuevo consenso bipartidista. Pamplinas, es una falsa tregua de lo que será una batalla campal, sin cuarteles. Estados Unidos tiene un déficit presupuestario anual de un billón de dólares, que se ampliará aún más como resultado del nuevo acuerdo tributario. Este nivel de endeudamiento anual es demasiado alto. Hay que reducirlo, pero ¿cómo?. El problema es la política corrupta y la pérdida de moral cívica de los Estados Unidos. Un partido político, los republicanos, apuesta a poco más que a reducir los impuestos, objetivo que pone por encima de cualquier otro. Los demócratas tienen una gama algo más amplia de intereses, como el apoyo a la atención de salud, la educación y la infraestructura. Pero, al igual que los republicanos, también están interesados en regalar con profusión recortes de impuestos a sus grandes contribuyentes de campaña, entre los que predominan los estadounidenses ricos. El resultado es una paradoja peligrosa. El déficit presupuestario de EE.UU. es enorme e insostenible. Los pobres se ven exprimidos por los recortes en los programas sociales y un mercado laboral débil. Uno de cada ocho estadounidenses depende de cupones para alimentos para comer. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, un partido político quiere acabar con los ingresos fiscales por completo, y el otro se ve en la necesidad mantener contentos a sus contribuyentes ricos. Este frenesí de recortes de impuestos viene, increíblemente, después de tres décadas de un régimen fiscal de élite en los EE.UU. que ha favorecido a los ricos y poderosos. Desde que Reagan asumiera la presidencia en 1981, el sistema presupuestario de Estados Unidos se ha orientado a apoyar la acumulación de una inmensa riqueza en la cúspide de la distribución del ingreso. Sorprendentemente, el 1% más rico de los hogares estadounidenses tiene ahora un valor neto más alto que el 90% inferior. El ingreso anual de los 12.000 hogares más ricos es mayor que el de los 24 millones de hogares más pobres. Marx sonreiría complacido viendo esta polarización. El verdadero juego del Partido Republicano es tratar de fijar en su lugar esa ventaja de ingresos y riquezas. Temen, correctamente, que tarde o temprano todo el mundo comience a exigir que el déficit presupuestario se cierre elevando los impuestos a los ricos. Los republicanos se proponen evitar esto por cualquier medio. Este mes tuvieron éxito, al menos por ahora. Pero quieren hacer que a su victoria táctica -que pospone el restablecimiento de las tasas tributarias previas a Bush por un par de años - le siga una victoria de largo plazo la próxima primavera. Sus líderes en el Congreso ya están diciendo que van a recortar el gasto público a fin de comenzar a reducir el déficit. Irónicamente, hay un ámbito en el que ciertamente se justifica hacer grandes recortes presupuestarios: las fuerzas armadas. Pero ese es el tema que la mayoría de los republicanos no va a tocar. Quieren recortar el presupuesto no mediante el fin a la inútil guerra en Afganistán y la eliminación de los sistemas de armas innecesarios, sino recortando la educación, la salud y otros beneficios de la clase pobre y trabajadora. La mayoría de los estadounidenses parecen estar de acuerdo con los argumentos republicanos de que es mejor cerrar el déficit presupuestario mediante recortes de gastos en lugar de aumentar impuestos. Pero, con la espalda contra la pared, los estadounidenses pobres y de clase trabajadora comenzarán a manifestarse por justicia social. Bueno, eso si les corre sangre por las venas, a lo mejor eligen morir de a poco a las puertas de las mansiones de los ricos, como han hecho los parias en la India durante siglos… El nivel de corrupción política en Estados Unidos es asombroso. Ahora todo gira en torno al dinero para las campañas electorales, que han llegado a ser increíblemente costosas. Las elecciones de mitad de período tuvieron un coste estimado de $ 4.500 millones, y la mayor parte provino de grandes empresas y contribuyentes ricos. Estas fuerzas poderosas, muchas de las cuales operan de forma anónima bajo las leyes de EE.UU., trabajan sin descanso para defender a aquellos que se encuentran en la cima de la distribución del ingreso. Obama va a recaudar $ 1.000 millones o más para su campaña de reelección: esta suma no vendrá de los pobres. El problema para los ricos es que, aparte de los gastos militares, no hay espacio para recortar el presupuesto más que en áreas de apoyo básico para la clase pobre y trabajadora. ¿Estados Unidos realmente se va a recortar los beneficios de salud y las jubilaciones? ¿De verdad va a equilibrar el presupuesto reduciendo el gasto en educación en momentos en que los estudiantes de EE.UU. ya están siendo superados por sus contrapartes de Asia? ¿Realmente va Estados Unidos a permitir que su infraestructura pública siga deteriorándose? Jeffrey Sachs dice que los republicanos fracazarán, pero el lúcido de Jeffrey es norteamericano, ama a su pais y no quiere que se derrumbe. Es una expresion de deseos, loable. No se puede ser lucido cuando intervienen los sentimientos, se comprende. Predice que surgirá un tercer partido, comprometido con la limpieza de la política estadounidense y la restauración de una medida de decencia y justicia. Esto tomará su tiempo, dice Jeffrey. Y agrega: “Los republicanos creen que tienen la ventaja y pueden seguir pervirtiendo el sistema para favorecer a los ricos. Creo que los acontecimientos futuros demostrarán lo equivocados que están”. Pero en realidad EEUU no tiene tiempo, se esta cayendo al precipicio, debería haber actuado con rapidez hace mucho y ya estar produciéndose efectos de medidas enérgicas tomadas anteriormente. Hoy es tarde.

Fuente: Jeffrey Sachs

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