La deuda que ahoga al estado de California empieza a aplastar a sus estudiantes. En los últimos días, miles de alumnos y profesores se concentraron en hasta 100 campus universitarios para protestar contra la situación que viven las instituciones públicas del estado. El “Día de acción en defensa de la Educación Pública” se saldó con 150 detenidos en todo el país, la mayoría en Oakland (California), donde un grupo de manifestantes cortó el tráfico de la autopista durante una hora. Profesores y alumnos abandonaron las clases y participaron en marchas a edificios emblemáticos como el Capitolio en Sacramento, o el ayuntamiento de San Francisco mientras las autoridades advertían a los empleados que no asistieran a la universidad ante posibles enfrentamientos entre estudiantes y policía. Los problemas no han llegado de repente. California era en 2007 el estado más rico de Estados Unidos y, de haber sido un país independiente, la octava economía del mundo. Pero ese Estado rozó la bancarrota el pasado verano y el forzudo Swarzenegger optó por abonar las deudas del estado en forma de pagarés... Una medida extrema que llegó acompañada de un recorte de 637 mil millones de dólares en una de las áreas que más exige al presupuesto estatal: la educación. Desde guarderías a universidades, el gobierno de California impuso recortes salariales, despidos y reducción de turnos en todas las instituciones públicas. Los recortes sólo empeoraron la deuda de instituciones como la Universidad pública de California que, con más de 200.000 alumnos y 180.000 empleados, lidera las protestas estudiantiles desde hace meses. La universidad pública de California siempre ha podido presumir de dos cosas. Siempre está situada entre las mejores del país, con campus tan prestigiosos como el de Berkeley. Por otro lado, cuenta con una fórmula de éxito para dar acceso a la educación a estudiantes sin recursos: el 30% de los ingresos por matrículas se destina a becas. El sistema y el prestigio están ahora amenazados. El pasado mes de Septiembre el consejo de la Universidad de California decidió afrontar los recortes con un incremento del 32% en el coste de la matrícula, unos 10.000 dólares de media al año. En otras universidades, el precio ha subido un 50% desde 2007. El campus de Berkeley que décadas atrás encendió los movimientos por los derechos civiles o contra la guerra de Vietnam, ahora es cultivo de una revuelta que puede estallar como un barril de dinamita. Los alumnos han visto aumentar los costes justo cuando la educación que reciben está en su nivel más bajo: no hay suficientes profesores, menos asignaturas para elegir, los estudiantes desbordan las clases, los profesores se trasladan a entidades privadas y a principios de curso, la universidad se ve obligada a rechazar miles de alumnos por la competencia por las becas. Por ahora de esto no se habla, pero pronto sera titular en las tapas de todos los diarios, cuando la censura o la indiferencia no lo puedan ocultar.
Fuente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario