viernes, 22 de enero de 2010

¿Qué pasó con Argentina?

Hace un siglo, sólo había siete países en el mundo más prósperos que Argentina (Bélgica, Suiza, Gran Bretaña y cuatro antiguas colonias inglesas, incluidos los Estados Unidos). En 1909, los ingresos per capita eran un 50 por ciento superiores a los de Italia, un 180 por ciento superiores a los de Japón y casi cinco veces superiores que los de su vecina Brasil. Pero despues, a lo largo del siglo XX, la posición relativa en los ingresos mundiales de Argentina cayó bruscamente. En el 2000, los ingresos de Argentina eran inferiores a la mitad de los de Italia o Japón. ¿Por qué a esta nación una vez próspera le ha ido tan mal?. En su auge previo a la Primera Guerra Mundial, Argentina prosperó como un comerciante gigantesco que enviaba ternera y grano al exterior. Atención al punto: Argentina se dedicaba al comercio y no a la industria, vendia carnes y granos sin industrializar. Después de la Segunda Guerra Mundial, antiguos países pobres, como Korea y Japón, siguieron un modelo industrial, buscaron y lograron exportar bienes con alto valor agregado. Argentina en cambio insistió en repetir una y otra vez la misma fórmula (cosa que hace hasta la actualidad): exportar materias primas mostrando indiferencia por la industria y los conocimiento que generan la tecnologia. Para entender los problemas políticos y económico de Argentina durante el siglo XX, debemos remontarnos a la Belle Epoque, e intentar entender por qué, a pesar de su riqueza, Argentina era diferente a otros países ricos, como los Estados Unidos. Para entenderlo mejor hay que hacer una comparación entre Buenos Aires y Chicago del año 1900. En muchos sentidos, las dos ciudades son sorprendentemente parecidas. Chicago creció en el siglo XIX, como un vehículo para alcanzar la riqueza agrícola de la tierra interior americana. En 1816, costaba tanto mover bienes 32 millas sobre la tierra como enviarlas en barco a través del Atlántico. Los enormes costes de enviarlos por tierra hicieron que la población americana se asentase en la Costa Este, dependiente de la cuerda de salvamento del Atlántico. Durante los años 1880, una gran red de transporte de canales y raíles hizo accesible las ricas tierras de labranza americanas. Ciudades como Chicago crecieron como los nódulos de esa red. La fortuna de Chicago se consiguió por dos canales, el Canal Erie y el Canal Illionois y Michigan, que convirtieron a Chicago en el eje de un gran arco acuático que transcurre desde Nueva York hasta Nueva Orleans. Las vías ferroviarias complementaban las vías fluviales y permitió que las ricas tierras de labranza de Iowa enviasen su maíz, en forma porcina, a los mercados orientales a través de Chicago. La industria más famosa del siglo XIX de Chicago eran sus corrales de ganado, que prosperó gracias a los vagones refrigerados que llevaban las vacas sacrificadas de vuelta al este. La industria textil empleó incluso a más chicagüenses, que hacían prendas de ropa para miles de clientes rurales, suministrados por Marshall Field, Montgomery Ward y Sears, Roebuck. La historia de Buenos Aries es similar. Como Chicago, la ciudad estaba rodeada por una vasta, fértil tierra interior. Buenos Aires creció como un centro de transporte de productos agrícolas orientales. Los frigoríficos, barcos refrigerados, aumentaron enormemente su capacidad para enviar ternera. Pero también había grandes diferencias entre las dos ciudades. Chicago era un semillero de las innovaciones tecnológicas, incluyendo los rascacielos, la cremallera y la lavadora eléctrica. Los emprendedores de Buenos Aires, como Torcuato DiTella, a menudo triunfaron por importar tecnologías americanas, como hizo con los surtidores de gasolina y los frigoríficos. Los mayores niveles de innovación tecnológica de Chicago reflejaban los mayores niveles de educación de los Estados Unidos. A lo largo del siglo XIX, Chicago estuvo casi totalmente alfabetizada, porque los inmigrantes rurales que procedían de la ciudad habían sido formados en las escuelas públicas que salpicaban las tierras de labranza americanas. Para contrastar, más de una quinta parte de la población de Buenos Aires fue analfabeta hasta 1900, reflejando los niveles muy inferiores de educación en la Argentina rural. Por lo tanto, Argentina en el año 1900 era rica, pero no era culta. 100 años más tarde se defendía tan bien como se podría esperar teniendo en cuenta su nivel de cultura en 1900. El éxito de un pais a largo plazo se construye sobre el capital humano educado y por lo tanto con capacidad de hacer innovaciones tecnológicas.

Fuente

1 comentario:

Mauricio dijo...

De acuerdo. La innovación es prácticamente desconocida en Latinoamérica. Otro componente, que a mi modo de ver, mantiene a muchos países Latinoamericanos en la pobreza económica es la corrupción de la población, que es el reflejo de la falta de fuertes valores éticos y morales.

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