domingo, 15 de octubre de 2006

¿Qué le pasó a Japón?

No hay ninguna experiencia de un fuerte desarrollo de innovación que no esté basada en un sistema de ciencia y tecnología dinámico y creativo y en un fuerte sistema universitario, no hay ningún ejemplo en los últimos 25 años en el mundo. Y si quieren un contraejemplo, que es interesante, tomen Japón porque tiene, por un lado, un fuerte sistema científico y tecnológico basado sobre todo en las empresas, en las grandes empresas japonesas que generan sus propios departamentos y laboratorios de investigación reforzado por institutos de investigación del gobierno, pero con un muy débil sistema universitario. Débil ¿en qué sentido? En que es un sistema centrado, sobre todo, en la meritocracia, en producir gente muy preparada con un gran nivel de educación para introducirse en el sistema jerárquico de la gestión de las instituciones públicas y de las empresas privadas. Hay muy poca investigación de vanguardia en el sistema universitario japonés. Ningún profesor de una universidad japonesa puede dirigir un programa de investigación autónomamente sin un visado y control de una oficina central del Ministerio de Educación. Todos tenemos la imagen de Japón como un país altamente desarrollado, eso son las multinacionales japonesas, no es Japón, y no es el sistema de investigación japonés. ¿Qué ha ocurrido?. Pues que Japón parecía imparable en los años 80, y lo era sobre la base de una gran capacidad tecnológica industrial, gracias a un enorme esfuerzo de sus trabajadores y directivos, y a un modelo de relaciones sociales muy avanzado que garantizaba empleo y participación a los trabajadores a cambio de que devolvieran todos su conocimiento y experiencia a la empresa, y se dedicaran totalmente a ella y a su vida laboral. O sea, el modelo de relaciones sociales del Japón era mucho más importante que todo lo demás en la competitividad japonesa. Ese modelo permitió adaptar innovaciones tecnológicas europeas y americanas, y utilizar esa innovación y fabricar mejor, más barato y de mayor calidad. Pero cuando Japón llega, por su propio éxito, a la frontera de la innovación, se para. Se para porque no puede ir más allá, y se para, en particular, en tecnologías decisivas como la ingeniería genética y, sobre todo, Internet. Ahora, el sistema de investigación japonés se está relanzando, en particular DoKoMo, que se ha convertido en el gran competidor que tienen los sistemas de acceso móvil para Internet de las grandes empresas escandinavas, sobre todo Nokia y Ericson. El gran competidor de Nokia y Ericson es DoKoMo, que proviene de la empresa NTT de telecomunicaciones japonesas. Pero, ¿cómo lo han hecho? Han esperado que se desarrollara todo el sistema de telefonía móvil y de acceso a Internet de Nokia, Ericson y Motorola, y lo han copiado. Lo hacen mejor y con mayor dinamismo. Por lo tanto, el conocimiento científico y tecnológico depende de la relación con un sistema universitario de calidad y dinámico, como Japón no posee un sistema universitario de calidad se encuentran limitado a mejorar lo que copia y esto lo hace a través de sus empresas y no de sus universidades.

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