lunes, 24 de julio de 2006

Ciencia e investigación en EEUU

Cuanto más sólidas sean las universidades de un país, más capacidad de crecimiento y competitividad tendrá su economía. La educación es la inversión más productiva que se puede hacer. La clave del éxito económico de los Estados Unidos durante el último cuarto de siglo ha sido su gran ventaja competitiva basada en la aplicación innovadora de nuevos conocimientos científicos. Los sectores más dinámicos de la economía americana – aquellos donde se crea empleo y la productividad tiene su cuota más alta de crecimiento – siguen siendo aquellos que crean productos innovadores basados en la aplicación de nuevos conocimientos científicos. Aunque Estados Unidos es líder en aquellos sectores donde las tecnologías científicas están en vías de cambio constantemente – software, comunicaciones y biotecnología, conforme maduran estas tecnologías, factores tales como los costes laborales, el control de calidad, etc. cobran importancia, y Estados Unidos tiende a perder su ventaja comparativa con respecto a otros países. Es el caso en materia de software de países como Corea o la India. La forma de mantener el liderazgo es propiciar el desarrollo de nuevas olas tecnológicas a través de una fuerte apuesta en investigación básica y aplicada en aquellos campos de conocimiento estratégicamente más prometedores. Es el caso de la nanotecnología. Las universidades tienen un papel fundamental en este marco de competitividad y crecimiento económico. Aunque la investigación básica pueda no tener un objetivo puramente comercial, es la fuente de donde fluye toda el desarrollo de una investigación aplicada comercialmente rentable. Casi un 70% del presupuesto de investigación en los Estados Unidos se gasta en la INVESTIGACIÓN BÁSICA. El sistema norteamericano tiene tres características básicas. Primero, el gobierno federal asume la responsabilidad por el apoyo financiero de la investigación científica básica. Segundo, es en las universidades (y no laboratorios estatales o industria privada) donde se realiza la investigación subvencionada por el Estado. Por último, la mayoría de fondos son otorgados no según criterios comerciales o políticos, sino según un proceso de selección extremadamente competitivo, dirigido por expertos científicos que evalúan las propuestas y solicitudes según su mérito científico. Este sistema ha aportado ventajas a las sucesivas generaciones de científicos en los Estados Unidos. Gracias a la decisión tomada por el Gobierno norteamericano hace 50 años y todavía respetada, de ubicar la gran mayoría de fondos para la investigación en las universidades, la siguiente generación de investigadores han recibido formación de los mejores científicos de los Estados Unidos a quien se les exige un mínimo de horas docentes a cambio de financiar sus investigaciones. Es un sistema que ha tenido un extraordinario éxito. Durante las últimas tres décadas, los EEUU ha realizado el 35% de todas las publicaciones científicas en todo el mundo. Más del 60% de los Premios Nobel han sido norteamericanos, o extranjeros trabajando en universidades norteamericanas. Las empresas cada vez más se integran en la cultura de la explotación de ese potencial de investigación y conocimiento. Cada vez es más relevante el crecimiento económico aportado a través de la formación universitaria. Investigación y formación son dos factores fundamentales para el crecimiento económico de cualquier economía que aspire a luchar por su competitividad en el mercado internacional.

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