miércoles, 7 de junio de 2006

¿Que hay de nuevo y de igual hoy?

No existen dos períodos históricos iguales. En la realidad jamás se repite una historia calcada de la otra. Pero la mente humana simplifica y no puede vencer la tendencia a creer que todo volverá a ser igual algo que ya fue. Mucho foristas aquí dicen: se va a repetir tal y tal fenómeno que sucedió en el pasado. Pero el futuro es una mezcla de algo de repetición y mucha sorpresa. Y la sorpresa la producen las novedades. ¿Qué esta pasando en la Argentina? ¿Se esta repitiendo el modelo agroexportador de principio de siglo o se esta repitiendo un intento fallido de reindustrialización de 1940 a 1970?. La Argentina presenta aun hoy claras ventajas comparativas en materia de exportación de ciertos alimentos y materias primas. Y se esta aprovechando de ellas. Pero eso no explica el crecimiento económico durante estos años que fue mucho más complejo de que lo que puede deducirse de ese simple hecho. A principio de siglo, el montaje y desarrollo de la estructura agropecuaria, basada en las exportaciones, corría a la par con un sistema que requería un fuerte endeudamiento del exterior. La dependencia financiera que nuestro país tenía con las metrópolis de aquel entonces generaba una alta vulnerabilidad, de forma tal que los ciclos de la economía argentina estaban ligados a los movimientos de los flujos internacionales de capital. Cuando estos flujos se detenían como sucedió en 1890 (pero también en 1913 y 1930) los mercados se contraían rápidamente, dando lugar a profundas crisis. El período de industrialización por sustitución de importaciones 1940-1970 tiene, a su vez, características propias. El núcleo dinámico de la economía lo constituía la industria orientada al mercado interno. Se trataba de un esquema de economía “cerrada”, debido a la relativa independencia del ahorro externo en que se encuadró esta etapa. Aun así, los ciclos económicos ligados también al sector externo continuaron repercutiendo en nuestra economía. ¿Cómo?. En la etapa de auge del ciclo, ante el crecimiento del consumo y la producción locales, se incrementaban las importaciones para comprar bienes de capital e insumos intermedios, al tiempo que se reducían los productos exportables debido a la mayor demanda interna, consecuencia del aumento de los salarios reales. Los saldos comerciales se tornaban así negativos, obligando a tomar medidas para solucionar la crisis de la balanza de pagos. La receta aplicada se basaba en devaluar la moneda, que llevaba a un aumento del precio de los bienes exportables y los insumos industriales, con la consecuente inflación y recesión de la economía. Era un circulo vicioso del que no pudimos salir y explica el fracaso de ese intento que dio lugar al funesto y lamentable modelo rentístico-financiero implantado por la fuerza en 1976, tras el golpe militar de ese año. Bajo este esquema, el núcleo dinámico de la economía estuvo constituido por el sector financiero. Los capitales internacionales ingresaron a nuestra economía en búsqueda de ganancias rápidas, aprovechando políticas de apertura irrestricta y, más adelante, la compra de los activos estatales a precios realmente irrisorios. El funcionamiento de la economía se encontraba atado a la entrada de capitales y al mantenimiento de un seguro de cambio llamado convertibilidad, y el principal responsable de conseguir las divisas necesarias para mantener el modelo fue el Estado, a través del endeudamiento externo. ¿Qué esta sucediendo hoy?. En primer lugar, el crecimiento de los últimos años estuvo basado exclusivamente en el ahorro interno de la economía, es decir, crecimos sin necesidad de pedir plata prestada en el exterior. ¿Puede alguien negar que constituye esto una novedad y una grata sorpresa?. Otra sorpresa: los superávits fiscales favorables diferencian netamente este proceso de los anteriores, dejando un margen apreciable para hacer frente a futuras turbulencias y sostener el crecimiento. Además hoy se crece y se exporta al mismo tiempo, y eso es algo que nunca se logró en el periodo 1940-1970. ¿Qué es lo que no ha cambiado?. Todavía padecemos una alta dependencia de las divisas obtenidas por los productos primarios y a los niveles de compromiso creados por el endeudamiento externo previo. Esto constituye una riesgo ya que en el caso de que las tendencias cíclicas se reviertan, pueden volver a producir restricciones en la balanza de pagos.

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