domingo, 11 de junio de 2006

La crisis de los mercados internacionales, ¿puede afectar a la Argentina?

La solidez macroeconomica y la independencia que la Argentina generó de los mercados internacionales por su escasa necesidad de financiamiento tras la última reestructuración de la deuda la coloca en mejores condiciones para afrontar el shocks externo que producirá la inminente crisis de los mercados internacionales. Esto es así gracias al superávit de las cuentas fiscales y la desdolarización, una vez sepultada la convertibilidad. La economía local ya no está atada a la evolución de las tasas de interés en el mundo, en la medida en que éstas no se disparen fuertemente, sino que depende de la evolución en las cotizaciones de los productos de precio internacional que más se exportan. Por lo tanto estará más expuesta a que la sostenida demanda que de estos productos hacen los países que han dinamizado la economía mundial, como China y la India, tenga larga vida. Hay que ver lo que ocurra con los precios de los commodities . Todavía queda por verse cuánto va a afectar el aumento coordinado en las tasas de interés internacionales (EE.UU., Europa, Turquía, Sudáfrica y Corea del Sur) en sus precios y si una desaceleración de la demanda norteamericana no va a ser sustituida por un aumento de la demanda en China. Hasta la suba internacional de tasas podría ayudar a la política económica argentina. Por primera vez en décadas, el ciclo de alza en las tasas sincronizó perfectamente con el ciclo macroeconómico local. Cuando la Argentina salía de la crisis de 2001-02 con una brecha potencial de producto que permitía y recomendaba aplicar políticas expansivas de demanda, el mundo acompañó con las tasas más bajas en décadas. Ahora, el cambio ocurre de manera sincronizada con la necesidad local de “sacar el pie del acelerador” para atemperar las presiones inflacionarias. Lo que ayuda a inmunizar a la economía local ante este escenario es que tanto la deuda del Tesoro como la del BCRA, no está, en lo esencial, indexada a tasas internacionales y el riesgo que representa cualquier reversión de flujos es bajo porque aquí no habían ingresado tantos fondos y da para pensar que buena parte ya se retiró. A diferencia del pasado, la turbulencia financiera internacional, si bien afecta a las acciones y bonos locales, tiene bajo contagio sobre la macroeconomía. La presencia de altos superávit fiscal y de cuenta corriente más la reestructuración de la deuda que alivió las necesidades financieras del Tesoro, generan una coraza frente a estas situaciones por lo que, si bien los factores que están detrás de la turbulencia pueden afectar eventualmente la marcha de la economía local, no lo harán de manera dramática. La Argentina ha dejado de ser demandante de ahorro externo para financiar su crecimiento y si sostiene, como lo viene haciendo, un nivel de ahorro fiscal que le permita hacer frente al flujo de vencimiento de la deuda y abocarse a la construcción de una industria competitiva logrará un crecimiento sostenido en medio de un mundo en crisis.

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