sábado, 18 de febrero de 2006
La patología política argentina
¿Cómo funciona el oficialismo y la oposición en el sistema político argentino?. Tan uno como el otro parecen desligarse de las expectativas y las necesidades de la sociedad. El oficialismo y la oposición funcionó así en los años 90: el paradigma neoliberal resplandecía con una potencia imparable y el oficialismo menemista de ese momento no hizo más que montarse en él y dejarse llevar por sus rasgos más esquemáticos y extremistas de privatizaciones, convertibilidad, ajustes, aperturas y flexibilizaciones laborales sin dejarse penetrar por la más mínima observación opositora que podría haberlo moderado. La experiencia neoliberal en Argentina fuera pura y salvaje como en ningún otro lado, fue mas neoliberal que la de Chile de Pinochet, donde nunca se privatizó el cobre nacionalizado por Allende, o el del México del tratado de libre comercio con Washington que no logro que se privatizaran ni el petróleo ni el agua. Aquí le neoliberalismo hizo lo que quiso sin ninguna oposición o moderación. Eso pasó porque en la Argentina EL BLOQUE OFICIALISTA HACE LO QUE SE LE OCURRE Y EL BLOQUE OPOSITOR SE OPONE A TODO. Y la dureza de los opositores aumenta según la distancia que ocupe del poder: cuando menos probable sea que llegue él mas dura es su oposición. Y cuanto mas dura es la oposición menos eficaz es y por lo tanto mas libre es el oficialismo de hacer lo que se le canta. La situación no ha cambiado: se mantiene la misma inercia en el juego de oficialismo y oposición, uno hace lo que se le da la gana sin atender criticas, el otro critica todo sin distinguir lo positivo de la negativo y por lo tanto no tiene ninguna eficacia. De intercambio de ideas en un debate positivo, ni hablar. Para el oficialismo actual, los partidos que protagonizaron la década anterior están en un proceso de decadencia que los aleja de la sociedad y, por lo tanto, el diálogo no es necesario. Para la oposición, la forma de recuperar credibilidad es actuar una oposición dura, principista y no negociadora. Así no vamos a ninguna parte, si yo apruebo lo bueno que hace el gobierno, soy en este foro un asqueroso oficialista, si lo critico soy un sospechoso traidor a mi bando, alguien que esta escupiendo para arriba como supieron decirme. Esa es la mentalidad política de los argentinos. Aquí nadie le lleva el apunte a nadie en un diálogo de sordos donde no hay como resultante una visión enriquecedora de la complejidad laberíntica y multifacética de una sociedad que quiere salir adelante. La sociedad argentina no está reflejada por dos bloques cerrados que monologan y no se escuchan. Aqui el oficialista se hace hiperoficialista y el opositor, de hiperopositor. Por eso yo propongo crear una Liga de Votantes para encolumnar el voto ciudadanos detrás de un proyecto racional, producto de los aportes de todas las variantes del pensamiento económico. Si los políticos no dialogan ni intercambian ideas, que lo hagan los propios votantes y luego se pongan de acuerdo para elegir un plan que sea el resultado de una colección de soluciones practicas para problemas concretos.
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