jueves, 16 de febrero de 2006

El sindrome chino y el fin del dilema

En la década de los ochenta las críticas dirigidas a Japón eran un pasatiempo favorito en Washington. El pecado de Japón era su gran “contribución” a un creciente déficit comercial estadounidense. Para resolver este “problema”, EE.UU. demandó que Japón o fortalezca su yen o se enfrente a sanciones comerciales. Japón obedeció de mala gana y apreció el yen. Pero aquella política no consiguió su objetivo. Tanto el déficit comercial estadounidense como el superávit de Japón continuaron creciendo. Sin embargo, el yen “fuerte” no era benigno. Este creó un problema monstruoso en Japón: una depresión deflacionaria. Japón ya no es el mismo de antes, hace años que no crece. Japón se inmoló inútilmente. Hoy, el déficit comercial estadounidense es casi el doble de lo que era cinco años atrás. Esta vez China es el chivo expiatorio; a China se le atribuye 25% del déficit. Para lidiar con China, Washington ha desempolvado la misma estrategia de juego defectiva que utilizó para criticar a Japón. Los yanquis dicen que hoy China manipula su moneda, el yuan. Como resultado, el yuan es menospreciado y las exportaciones chinas son subsidiadas. Para corregir la supuesta ventaja comercial injusta que tienen los chinos, los yanquis se proponen darle un plazo (a través de una ley) de seis meses para que revalúen el yuan con respecto al dólar. Si los chinos no entran en razón todas las exportaciones chinas hacia EE.UU. serían golpeadas con un arancel de 27 %, una tarifa equivalente a la supuesta subestimación del yuan. Fíjense una cosa interesante, los yanquis están desesperado defendiendo su moneda que se hunde, como los iraníes venden el petróleo en euros los van a atacar (como hicieron con Irak que había tomado esa mala costumbre). Pero esta gente, quiere vender en euro por razones de mercado, porque con euros ganan mas al vender, con el dólar se gana menos porque esta perdiendo valor ganan. Pero volvamos al tema, la culpa del déficit comercial yanqui es el yuan. La solución es devaluarlo a la fuerza. No es la falta de competitividad de la industria yanqui, es el yuan. Funcionarios del Tesoro de Estados Unidos están sondeando a los inversores sobre el posible impacto de nombrar a China como nación manipuladora de su moneda. La manipulación de tipo de cambio es, dicen los yanquis, como un subsidio de exportación prohibido el cual, si es considerado perjudicial y distorsivo, hay derecho a aprobar un impuesto anti-dumping o compensatorio para contrarrestar el “subsidio”. Además, si la manipulación de la moneda perjudicase la industria de defensa estadounidense, la importación de productos de defensa chinos sería prohibida. El clamor por una revaloración del yuan es bullicioso. Fíjense que esto podría empujar a China hacia Irán. Quien haya leido el post “La disyuntiva china” entenderá porque. Volvamos al tema. ¿Está menospreciado el yuan en comparación con el dólar? No. El tipo de cambio yuan/dólar ha sido colocado firmemente en 8.28 desde junio de 1995. Ajustando para la inflación en China y EE.UU., el valor real del yuan ha sido menospreciado por tan solo 2.4 % durante la última década. Y hoy el yuan está en equilibrio en el sentido de que la tasa de inflación china se ha convertido a la tasa estadounidense. No es sorprendente que el más reciente reporte de país del FMI sobre China haya concluido que “es difícil encontrar evidencia persuasiva de que yuan es menospreciado sustancialmente”. La exigencia de un revaloración del yuan violaría los derechos de China y su soberanía. Bajo los Artículos de Acuerdo del FMI (Artículo IV, sección 2 (b)), un país miembro es libre de escoger su propio régimen monetario, incluyendo un tipo de cambio fijo. El mandato de revaloración de esta ley también lanzaría un golpe a lo que ha sido un desempeño económico increíblemente exitoso. A lo largo de la última década, China ha evitado la vorágine financiera de Asia de 1997-98 y ha obtenido precios estables y una taza de crecimiento anual de más de un 9%. El tipo de cambio fijo del yuan en comparación con el dólar ha sido la piedra angular para aquel record sobresaliente. Una revaloración considerable del yuan disminuiría la inversión extranjera directa en China, la tasa de crecimiento china, pospondría la convertibilidad, aumentaría los préstamos malos, aumentaría el desempleo, causaría una aflicción deflacionaria en las áreas rurales, desestabilizaría Asia del sureste, compensaría a los especuladores, pondría en moción más presiones para revalorar, debilitaría el rol externo del yuan y socavaría el cumplimiento de China con las reglas de Organización Mundial de Comercio. Por todo esto ¿estaría en el interés de China revalorar y lograr sacarse de encima a los políticos estadounidenses? No. El efecto de una revaloración del yuan—deflación y recesión—serían aun más dañinos para China que las sanciones comerciales. Se estima que una revaloración del yuan de un 25% en comparación con el dólar resultaría en una deflación de por lo menos un 15%. China sería forzada a revivir las terribles condiciones económicas inducidas por la revaloración del yuan de 1930. EEUU se esta apresurando en adoptar posiciones basadas en premisas falsas, tanto en lo político como en los militar como en lo económico. Oponerse al país más populoso del mundo—y haciéndolo para colmo de manera ilegal—es tan irracional como peligroso. El dilema chino se acabaría: daría todo su apoyo a Irán, podría provocarle a EEUU un caos económico en cuestión de horas con solo sacar a la venta todos los bonos del tesoro que tiene acumulados.

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