domingo, 15 de enero de 2006

En Argentina, todos somos neoliberales

Las exportaciones argentinas alcanzaron en 2005 un record histórico de casi 40 mil millones de dólares pero esas exportaciones son en un 70 % productos agrícolas y combustibles. La ganancia acumulada por el comercio exterior entre 2002 y 2005 orilló la friolera de 60 mil millones de dólares, luego de haber superado el déficit crónico de la década anterior. ¿Pero por cuánto tiempo se mantendrá ese resultado, con importaciones creciendo el doble de rápido que las exportaciones, como sucedió el año pasado?. El Gobierno prioriza el acceso a los mercados foráneos de las commodities agrícolas y energéticas. Argentina tiene “ventajas comparativas” en productos primarios y no tiene por qué dejar de exportarlos. Es cuestión de ahorrar energía “muscular” y “mental”: para poner a funcionar una planta industrial hay que esperar tres años, y en cambio la soja se planta y se cosecha a los cuatro meses y se vende. Hasta aquí, los neoliberales chochos; se hace lo que ellos predican. Pero hay un problema; Estados Unidos es uno de los principales exportadores agrícolas del mundo. EEUU produce casi tres veces más soja y ocho veces más trigo que nosotros. Ningún liberal nos explica como podemos superar esta pequeña dificultad. Ni uno solo. La primarización de las exportaciones no sólo se mantiene sino también crece. El complejo oleaginoso pasó de explicar el 21 por ciento de las ventas externas en 1999 al 24 % en 2004. El complejo petrolero-petroquímico, por su parte, creció del 13 al 20 por ciento. Y aquí viene la sorpresa, este aumento se produjo con un dólar alto y con caída de los precios en commodities, si señores, DURANTE LA CONVERTIBILIDAD, en los noventa. Entre 1993 y 2001 las cantidades totales embarcadas aumentaron a un ritmo del 13 por ciento anual, mientras que entre 2002 y 2005 lo hicieron al 7 %. A esta altura a los neoliberales se les cae la baba de la comisura de los labios. La economía se sigue primarizando: con Menen o sin Menen, con o sin Cavallo, con Kirchner y todo su discursos industrial. La capacidad del dólar alto para generar superávit comercial responde a su efectividad en la reducción de las importaciones, más que a los incentivos que genera para salir a vender al exterior. Es decir, con la devaluación tenemos superavit porque importamos menos y seguimos exportando mas de lo mismo de siempre. Por otroa parte, las exportaciones locales se concentran en muy pocas manos. Sólo cinco firmas (Repsol, Cargill, Bunge, Aceitera General Deheza y Minera La Alumbrera) reúnen la cuarta parte de los envíos totales. Los primeros cien exportadores, que representan un 0,8 por ciento de las firmas con negocios en el exterior registradas por la Aduana, absorben el 80 por ciento del monto global. Los neoliberales sostienen que la concentración es un precio que hay que pagar para cualquier arranque económico, y que sólo el tiempo permitirá “derramar” esas ventajas a las firmas de menor envergadura. Pero la experiencia dice otra cosa: Varios países que salieron agresivamente a conquistar mercados en los últimos años lo hicieron de la mano de las pyme. Las pymes aportan el 56 por ciento de las ventas al exterior de Taiwán, el 53 de las de Italia, el 40 de las de Corea y el 26 por ciento de las de Francia. Esa participación se reduce a un 10 por ciento en el caso argentino. Conclusión: pese a las quejas neoliberales somos un país neoliberal hasta las pelotas, exportamos solo aquello en lo que tenemos ventajas competitivas naturales y la exportaciones se realizan por muy pocas empresas concentradas, igualito que Chile....

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